Según Rotkovich, Holmes exhibía un comportamiento “extraño” y tenía un mensaje de voz en su teléfono sobre Batman.
Holmes intentó ingresar en el centro hace menos de un mes, pero la política del club es conocer a sus socios, por lo que el joven tuvo que responder algunas preguntas por correo electrónico.
Holmes dijo que no era miembro de la Asociación Nacional del Rifle, que no tenía antecedentes, que no le estaba prohibido almacenar munición y no era adicto a las drogas.
Cuando Rotkovich lo llamó para explicarle las normas de seguridad y cerciorarse de quién era, escuchó “un mensaje incoherente, raro”.
El detenido preparó durante meses el tiroteo y la trampa explosiva que tendió en su apartamento, lo que se cree que le costó unos $8.000, a lo que se hubiesen sumado los $250 del club de tiro, una importante cifra para un estudiante desempleado.