El oficial, quien está prófugo, estaba asignado al Comando de Ingeniería Militar y tenía como responsabilidad la destrucción de armamento del Ejército que se encontraba obsoleto o en desuso, informó en conferencia de prensa el jefe de la Unidad de Crimen Organizado de la Fiscalía, Rodolfo Delgado.
En octubre del año anterior, las autoridades localizaron 214 granadas antitanque M90 en una vivienda de una pequeña comunidad en el occidente del país y entonces se informó de que serían vendidas a los Zetas, de México.
Los pertrechos estaban enterrados en una vivienda donde funcionaba una carpintería.
Según las investigaciones, 15 días antes del hallazgo, hombres no identificados, presuntamente de nacionalidad guatemalteca, llegaron a la zona buscando la bodega, pero no la encontraron por lo que las autoridades fueron alertadas.
Según el informe de la Fiscalía, las granadas eran parte de 18 lotes de la Fuerza Armada, y los registros de la institución señalaban que 16 de estos lotes estaban registrados en inventario como si e ya hubieran sido destruido.
Espinoza Hércules habría sacado estas armas ocultas en un camión cargado con arena y las trasladó hasta la bodega, con fachada de carpintería, ubicada en el occidente del país.
El fiscal señaló que los hallazgos de armas realizados en Honduras y en México, particularmente en Monterrey, estarían vinculados a armas que fueron aparentemente destruidas en El Salvador y posteriormente fueron trasladadas hacia organizaciones criminales en otros países.