Managua. AP. La noche del domingo fue calurosa, ventosa e insomne en Managua. Miles de sus habitantes salieron a las calles con colchones, bolsas de ropa, agua y comida, por el temor a los constantes sismos que podrían ser el presagio de un gran terremoto.
Esa noche se sintieron dos temblores de más de 4 grados entre las 10 p. m. y 11 p. m., seguidos de unas 30 réplicas leves, las cuales continuaron ayer.
El Gobierno pidió a los pobladores que pasaran las noches a la intemperie y que buscaran zonas abiertas, pues la falla responsable de un terremoto en 1972 que destruyó gran parte de la capital, podría generar más actividad sísmica en los próximos días.
El presidente Daniel Ortega, quien emitió alerta roja con la movilización del Ejército y la Policía por los dos sismos de 6,1 grados y 6,6, grados de la semana pasada, declaró el domingo alerta extrema.
“Nicaragua lleva cuatro días de actividades altamente peligrosas para la seguridad de la vida de la población”, alertó ayer Ortega.
Por su parte, la vocera del Gobierno, Rosario Murillo, confirmó ayer que los temblores han dejado, hasta el momento, dos personas fallecidas, cerca de 40 heridos y al menos 2.000 casas dañadas.
Incertidumbre. Los capitalinos se prepararon para pernoctar ayer con recipientes de agua, alimentos, focos, velas y frazadas.
En el barrio Santa Ana, a pocas cuadras del Estado Nacional, exactamente por donde pasa la falla que en 1972 destruyó totalmente la ciudad y cobró casi 10.000 vidas, 23 familias trataban de mejorar el bar en el que pasaron la noche.
“No hemos dormido nada; vimos cómo se cuarteaban las paredes. Nadie nos dio la orden. Salimos con los colchones a la calle”, dijo Ana María Echániz, de 30 años.
Como miles de habitantes de la capital de Nicaragua, los pobladores de Santa Ana no tienen planes de regresar a sus casas hasta que no termine la alerta extrema.
“Sentí pánico, pero agarré a mi hijo, lo sujeté fuerte y fuimos a un área más segura”, declaró la profesora Esperanza García, quien vive al sur de la capital.
Casi todos los sismos tuvieron lugar a escasa profundidad, cerca de los volcanes Momotombo y Apoyeque, a orillas del lago de Managua, y se han sentido con fuerza no solo en la capital, sino también en los departamentos de León, Granada, Boaco, Madriz y Carazo.
El Gobierno planea iniciar en poco tiempo la reconstrucción en 17 municipios afectados por los temblores, con recursos propios, privados y con la ayuda de países como Ecuador y Venezuela.
El director técnico de Geofísica del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), Wilfred Straus, explicó que la mayoría de las réplicas de las últimas horas se produjeron en el lago de Managua y que “podría ser posible otro sismo más fuerte, por lo que hay que estar preparados”.
Los expertos creen que los temblores activaron peligrosas fallas en Managua, que Ineter y expertos de Cuba, Venezuela y México analizan.
Los sismos del jueves y viernes fueron seguidos por más de 1.000 réplicas de menor magnitud, que mermaron el sábado y se reanudaron el domingo.
Los especialistas, el Gobierno y líderes sociales reiteraron que el peligro sísmico sigue latente.
Según Ineter, por debajo de Managua pasan unas 16 fallas sísmicas activas y superficiales que confluyen en el lago. Además, la ciudad está rodeada de decenas de conos volcánicos con diferentes grados de actividad.