Madrid. AFP. El Gobierno español mostró su satisfacción ayer por la decisión de la Justicia guatemalteca de condenar a 90 años de prisión a un exjefe policial por el asalto y quema de la Embajada del país europeo en 1980, en la que murieron 37 personas.
“El Gobierno español muestra su satisfacción y felicita a la Justicia guatemalteca porque, 35 años después, haya juzgado estos hechos de acuerdo a las leyes y con el respeto al debido proceso”, afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores español en un comunicado.
Un tribunal guatemalteco condenó el lunes a 90 años de prisión al exjefe policial Pedro García por la quema de la sede diplomática en 1980, que dejó 37 muertos, en su mayoría indígenas.
Ese suceso tuvo lugar el 31 de enero de 1980 después de que un grupo de indígenas, campesinos y universitarios tomaron la legación para denunciar la represión en sus comunidades por parte del Ejército, en el marco del conflicto armado (1960-1996) que asoló al país centroamericano.
Para desalojarlos, militares y policías quemaron la sede, donde la víctimas murieron carbonizadas. Entre los muertos figuraron el cónsul español Jaime Ruiz del Árbol, el exvicepresidente de Guatemala Eduardo Cáceres y el excanciller Adolfo Molina.
Solo dos personas sobrevivieron: un campesino que luego fue sacado de un hospital y asesinado, así como el embajador Máximo Cajal, quien falleció en abril en España y dejó grabado su testimonio en un video.
La Justicia española mantiene abierta una investigación por este caso y otros en Guatemala, originados en una denuncia por genocidio presentada en 1999 por la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.
Al concluir el fallo, unos 200 asistentes que llegaron a la audiencia le gritaron “asesino”, “asesino” en medio de la algarabía, mientras que García, quien vestía una chaqueta amarilla y pantalón de mezclilla azul, se mantuvo sereno. Horas antes se había declarado inocente ante los miembros del tribunal.
Previo a la sentencia, familiares de las víctimas realizaron una ceremonia maya alrededor de un altar de flores y velas.
La Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, cuyo padre Vicente Menchú falleció en el siniestro, se congratuló con el fallo. “Es necesario que creamos aún en una gota de esperanza” en la justicia y en combatir la impunidad, dijo.
“Este es un ejemplo de que debemos acudir a la justicia y debemos de trabajar para ello. Los años no son lo más importantes para nosotros, por supuesto que 90 años creemos que es una sentencia muy importante, pero la importancia grande es la acreditación de la verdad”, aseguró a la AFP la dirigente, ataviada con su multicolor traje indígena.
García dirigía un comando especial de la policía cuando ocurrieron los hechos. Fue capturado el 24 de julio de 2011 por la desaparición del estudiante universitario Edgar Saenz, en 1981, caso por el que fue condenado a 70 años de prisión.