Río San Juan.
La organización ambientalista Fundación del Río expuso este miércoles el posible deterioro de la reserva biológica Indio-Maíz de Nicaragua, fronteriza con Costa Rica, a causa de la invasión de colonos que se dedican a cortar árboles y vender propiedades protegidas.
La denuncia pública la realizó la ONG junto a indígenas y vecinos del departamento de Río San Juan, que acoge a esa reserva biológica, en el marco de un festival dedicado a la Tierra.
Al menos 2.000 familias invaden en la actualidad esa reserva para hacer negocios con las tierras sin ningún respaldo jurídico, porque es un área protegida por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), según la ONG.
De acuerdo con datos de la Fundación del Río, que trabaja en la preservación de esa zona, hasta octubre pasado se identificaron al menos nueve rutas de invasión, por donde pasan a diario entre 10 y 20 familias hacia el interior de la reserva, en detrimento de sus bosques.
"Cada día está avanzado la tala de bosques. Nosotros vemos la actividad. Están talando, quemando sin amor a la reserva", declaró el promotor ambientalista de la Fundación del Río, Marcial Tenorio.
Una manzana de tierra en la reserva biológica Indio Maíz es vendida entre $4.000 y $5.000 por las personas que llegan a invadirla, según comunitarios del lugar.
El reclamo fue hecho durante una actividad denominada II Festival ambiental Indio Maíz, por la madre Tierra, realizado en la comunidad de Boca de Sábalos, a 43 kilómetros al este del municipio de San Carlos, cabecera departamental de Río San Juan.
En ese acto, que forma parte de las festividades por el Día de la Tierra, que se celebra cada 22 de abril, se alzaron mantas y carteles con leyendas en defensa de la preservación de la reserva Indio Maíz.
Allí, los participantes cargaron de forma simbólica un ataúd con el nombre del Marena, en crítica a la presunta negligencia de esa institución ante la tala y quema de las áreas protegidas en la reserva.
La reserva de biosfera de Nicaragua Indio-Maíz tiene 18.000 kilómetros cuadrados.
La Unesco la certificó como reserva en noviembre de 2003 y está considerada como una zona de vasta y excepcional riqueza cultural, histórica y ecológica, así como uno de los eslabones más importantes del corredor biológico mesoamericano, que se extiende desde México hasta Panamá.