Tecun Uman. AP. El hombre dio un trago a su cerveza en un bar cerca del río Suchiate, que separa a Guatemala de México , antes de contestar una pregunta sobre su negocio de tráfico de personas con otra interrogante: “¿usted cree que un coyote va a decir que es un coyote ? ” .
Vestido con bermudas y sandalias parecía él mismo un migrante, pero el hombre habló como un empresario mientras describió cómo enviaba decenas de miles de dólares en carga humana desde los barrios pobres de Honduras y las montañas de Guatemala hacia ciudades de Estados Unidos.
“Es un negocio”, dijo el hombre de bigote no muy poblado y algunas canas en su cabello, que habló con un reportero de AP con la condición de mantener su identidad en el anonimato. “A veces va muy bien”.
Ante el dramático incremento en el número de menores detenidos en Estados Unidos en los meses recientes, parece que el negocio del tráfico de migrantes, en particular de Centroamérica, está en auge.
La mayoría de migrantes que entran al país del norte sin la documentación apropiada lo hacen con la ayuda de redes de coyotes, como se les conoce a los traficantes.
El costo. Es un negocio de alto riesgo y frecuentemente con importantes rendimientos que genera unos $6.600 millones al año a traficantes a lo largo de las rutas que llevan a Estados Unidos, según un reporte de 2010 de la ONU.
Los migrantes llegan a pagar de $5.000 a $10.000 por persona para realizar el viaje a lo largo de miles de kilómetros, bajo el cuidado de las redes de tráfico que sobornan autoridades, pandillas que operan en las vías de trenes y a carteles de las drogas que tienen bajo su control las rutas hacia el norte.
Los traficantes se han beneficiado de la creciente violencia en ciudades centroamericanas plagadas de pandillas, además del anhelo de la reunificación de las familias.
Los padres suelen viajar al norte en busca de trabajo y ahorran dinero para mandar a traer a sus hijos.
Muchos niños y adolescentes que llegaron recientemente a Estados Unidos dijeron que lo hicieron después de escuchar que les permitirían quedarse. El Gobierno estadounidense acostumbra entregar a los menores a padres o familiares en ese país mientras sus casos son atendidos en cortes migratorias.
Esa realidad dio pie a que crecieran rumores de una nueva ley o amnistía migratoria para los niños.
Algunos dicen que los coyotes ayudaron a divulgar esos rumores para fomentar negocios después de una gran caída de la ola migratoria de mexicanos a Estados Unidos.
‘Una brújula’. El traficante pidió ser identificado como Antonio Martínez, un nombre que usa como seudónimo y que aseguró haber utilizado años atrás cuando estuvo por primera vez en la cárcel.
“Es esencial el coyote. Si no tienes una brújula te puedes perder”, dijo Martínez, de 40 años.
Martínez parece ser un coyote independiente. Afirmó que cobra $2.500 por el viaje desde la frontera de Guatemala a la frontera de Estados Unidos, que da a los migrantes centroamericanos documentos de identidad mexicanos falsos y que les hace aprenderse por lo menos la primera estrofa del himno nacional de México.
El hombre habló siempre en tercera persona, como si contara lo que hacía alguien más. Dijo que un traficante se viste para mezclarse con los 10 o 15 migrantes que puede llevar cada semana.
Los coyotes buscan a sus clientes en redes sociales, por amigos, familiares o referencias de clientes anteriores. A los que van hacia Texas les cobran la mitad del precio por adelantado, reciben otra cantidad en el camino a través de depósitos bancarios o transferencias y obtienen el pago final al momento en que llegan a su destino.
Muchos traficantes utilizan las travesías de La Bestia , como se conoce a los trenes de carga que van desde Chiapas a la ciudad de México, y de ahí escogen alguna de las tres rutas para llegar al norte: Reynosa, Ciudad Juárez o la que cruza el desierto de Sonora.