El Salvador cerró la tercera semana de agosto con cifras inéditas: 240 homicidios, incluyendo 14 pandilleros masacrados por una purga interna en el centro penal de Quezaltepeque, al norte de la capital.
Las estadísticas oficiales del país más pequeño de Centroamérica estremecen: de enero a agosto de este año se registraron 3.332 asesinatos, contra 2.191 en el mismo periodo del 2014.
El Salvador encara una “guerra declarada” entre el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén y las bandas callejeras.
Para el canciller salvadoreño, Hugo Martínez, el aumento de los asesinatos se debe a una “sobrerreacción” de las pandillas ante el rechazo de la concesión de privilegios por parte del Ejecutivo.
Martínez concedió una entrevista a este diario en la que se refirió a las medidas que implementa el Gobierno en su intento por controlar la situación de violencia, las cuales están muy lejos de llegar a una tregua , como sí ocurrió en la administración pasada con el mandatario Mauricio Funes.
¿Cuál es el estado de la seguridad en El Salvador?
El Salvador atraviesa una situación difícil en materia de seguridad. Esto es el resultado de muchos años en los que se gestó un problema, el cual ahora se ve reflejado con el accionar delincuencial de las pandillas . Nosotros, como gobierno, hicimos un llamado a todos los sectores de la sociedad salvadoreña para conformar el Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana. En este Consejo se decidió una estrategia integral de seguridad que es la que está aplicando en este momento. Al comenzar el gobierno de Salvador Sánchez Cerén a aplicar decididamente esa estrategia, hemos tenido una sobrerreacción de los grupos criminales , que tratan de presionar al Gobierno para tener prerrogativas que están fuera de la ley y que no corresponden a ningún grupo criminal.
”Es decir, los cabecillas de los grupos criminales quieren comunicación total, quieren seguir dando órdenes desde los centros de detención y eso, por supuesto, que es inadmisible. Nosotros estamos confiados, estamos llevando esa estrategia y consideramos que en unos cuantos meses, la situación va a estar plenamente bajo control y esta sobrerreacción que han tenido estos grupos criminales, al irlos capturando y al irles ofreciendo oportunidades a los jóvenes, irá disminuyendo”.
¿Hay temor de que esa sobrerreacción se alargue?
Estamos seguros de que lo podemos manejar. Los últimos hechos han sido acciones desesperadas de ellos, lo que reflejan es que al estar ya cercados, aislados, están haciendo sus acciones más desesperadas, pero al mismo tiempo más terroristas, como un último intento de presionar al Gobierno. Pero no es un deseo antojadizo del Gobierno no establecer una negociación con estos grupos criminales, es lo que pide la población de manera generalizada y es la decisión del Consejo. Ahí están todos los partidos políticos y todos, de forma unánime, decidieron que con los cabecillas de estos grupos criminales no se podía establecer ninguna negociación porque son los culpables de los crímenes que han ocurrido y que están ocurriendo.
¿La tregua fue un error?
No estoy aquí para juzgar acciones anteriores. Lo que sí saco de conclusión, por la aproximación que estamos realizando al problema, es que hubo un reacomodo y un fortalecimiento de estos grupos criminales en cierto momento y a eso también obedece que la sobrerreacción haya tenido una duración que ha llevado a la preocupación no solo del Gobierno, sino también a los diferentes sectores del país.
”El mensaje es que estamos aplicando una estrategia integral y que estamos cada vez más teniendo mayor control de los territorios y de los centros de detención. Estos centros, en un momento determinado, se convirtieron en entes de operaciones desde donde se daban las órdenes para los actos criminales. La población reconoce que hay una decisión firme del Gobierno de no dar marcha atrás y de impulsar la estrategia integralmente. No es solo persecución del delito; nosotros, conforme vamos controlando los territorios, vamos atrás con la fuerza del orden”.
¿Y la percepción que hay en El Salvador es que el Gobierno está enfrentando el problema?
Bueno, hubo miedo. Cuando los grupos criminales intentaron boicotear el transporte , la gente no se detuvo, la gente salió, la protegimos y lo que la gente ve es que el Gobierno está actuando. La gente entiende también que un problema que se acumuló por décadas no puede ser resuelto de la noche a la mañana, pero la gente ve que el Gobierno está actuando y eso hace que la gente cada vez esté más decidida a enfrentar estos grupos criminales y a no dejarse amedrentar.
”La acción de estos grupos criminales contra efectivos del orden, contra policías, contra miembros de la Fuerza Armada tenía el fin de atemorizar a la gente para que la gente se preguntara, bueno, si esto se lo hacen a un policía, claro que me lo pueden hacer a mí, pero eso lo hemos ido revirtiendo. Ya hemos equipado de mejor manera nuestra fuerza policial y hemos dado instrucciones para que esté alerta”.
¿Las fuerzas especiales siguen en las calles?
La Policía mantiene sus operaciones regulares, pero los grupos especiales de reacción salen en operación, de acuerdo con la información de inteligencia que se tiene en zonas determinadas. Las operaciones regulares se conducen por las operaciones regulares de la Policía.
¿Considera que las pandillas están en un pulso con el Gobierno? Esa es otra percepción.
Esta sobrerreacción precisamente lo que persigue es que les demos privilegios, y eso es lo que nosotros no podemos hacer. Nosotros no podemos ni negociar, ni darles privilegios a los grupos criminales y terroristas.
¿Esta medida no le puede salir muy cara al Gobierno? Hace dos semanas, en tres días se reportaron 125 muertos…
Las pandillas están actuando de modo desesperado. Ahora, si se hace una radiografía de todos esos casos, casi el 70% son miembros de pandillas y buena parte de ese porcentaje ha muerto enfrentándose a las autoridades o entre las bandas. Entonces, ¿por qué no tienen nada que temer?, ¿por qué cuando las autoridades les piden un alto no lo hacen y más bien abren fuego contra la Policía? Entonces esa cifra nos preocupa, pero hay que hacer la radiografía. ¿Quisiéramos que aunque sean pandilleros, estas personas mueran? No, por supuesto que no. Y les hacemos un llamado a que aún están a tiempo de reincorporarse a la sociedad. Les ofrecemos oportunidades, pero no pueden llegar a ellas con una pistola en la mano.
Además de la estrategia que mencionaba, ¿hay algún otro programa que el Gobierno tenga en mente impulsar?
La estrategia es la dicha. Vamos a seguirla implementando en todos los municipios.