Washington. AFP. El canal de Panamá, que conectó hace un siglo los océanos Atlántico y Pacífico , trabó al país centroamericano en una larga “alianza forzada” con Estados Unidos, clave en la expansión de la influencia estadounidense en América Latina.
El Istmo, el punto más angosto del continente, era el sitio geográfico ideal para la colosal obra.
“Estados Unidos usó toda su influencia diplomática y militar para compeler a Panamá a integrar esta alianza y los panameños en realidad no tenían opción”, explicó el filósofo e historiador de la Universidad de San José en California, Michael Conniff, autor de un libro sobre el impacto del Canal en las relaciones entre los dos países.
En 1903, el acuerdo sobre el Canal firmado al fragor de la independencia, otorgó a Estados Unidos su operación a perpetuidad, con el derecho de construir bases militares para defenderlo “y básicamente usar a Panamá como un protectorado”, según John Lindsay-Poland, autor del libro Emperadores en la jungla.
Objetivo estratégico. Según Michael Hogan, quien escribió El canal de Panamá en la política estadounidense , aunque los magnates de Wall Street se frotaban las manos con [[BEGIN:INLINEREF LNCPGL20140813_0004]]el proyecto[[END:INLINEREF]], la visión del presidente estadounidense Theodore Roosevelt, electo en 1901, era principalmente militar: convertir Estados Unidos en una potencia naval mundial. Y el “canal lo hizo posible”, afirmó.
Desde las bases en Panamá salieron en los años siguientes tropas estadounidenses en invasiones a Nicaragua, Guatemala, Honduras y República Dominicana, y luego en 1967 a Bolivia en búsqueda del guerrillero Ernesto Che Guevara, con lo que estableció “el paradigma” para las intervenciones militares en toda la región, de acuerdo con Lindsay-Poland.
Utilizando el Canal para el comercio mundial y la selva que lo rodea para entrenamientos militares, experimentos científicos contra enfermedades tropicales y pruebas de armas químicas durante y después de la Segunda Guerra Mundial, “Panamá fue un nodo central para la extensión del imperio estadounidense”, añadió.
La zona del Canal, franja de casi 1.500 km² que partía al país en dos, era de hecho un territorio militar estadounidense, vedada para los panameños, donde Washington llegó a tener 14 bases y la mayor presencia de tropas en el continente fuera de su territorio.
En ese contexto y en el albor de la Guerra Fría, Estados Unidos fundó allí en 1946 la Escuela de las Américas, un centro de formación en la lucha ideológica contra el comunismo, de la que salieron militares golpistas, muchos de ellos entre los peores violadores de los derechos humanos en América Latina.
Panamá en desventaja. La presencia estadounidense solamente exacerbó la relación bilateral, a pesar de que el acuerdo fue relajado a favor de Panamá en 1936 y 1955, señalan los expertos.
Los beneficios económicos del cruce de buques se esfumaban del país, “un punto de insatisfacción” desde el inicio, afirmó Hogan, académico del Center for Democratic Deliberation en la Universidad de Pensilvania.
Al mismo tiempo, los movimientos nacionalistas iban en aumento y explotaron en 1964 en una protesta de jóvenes estudiantes que pretendían izar el pabellón panameño dentro de la zona del Canal. Una veintena de manifestantes murieron, y Panamá rompió relaciones diplomáticas.
Así, en plena lucha ideológica en América Latina, el general panameño Omar Torrijos, quien estaba en el poder desde 1968, tomó la determinación de redefinir el estatus del Canal y para ello emprendió una lucha en pro de tratados que dieran a Panamá parte en la administración de la vía.
Además, algunos sectores en Washington observaban que la administración del Canal era una empresa demasiado costosa.
En 1977, Torrijos y el presidente estadounidense, Jimmy Carter, firmaron los tratados –que empezaron a regir en 1979–. Garantizaban el cierre de la Escuela de las Américas, la devolución del Canal a Panamá a partir del 2000 y el fin del enclave estadounidense en la Zona.
Tras la muerte en 1981 de Torrijos, el general Manuel Antonio Noriega, uno de los militares más cercanos al caudillo, se convirtió en jefe de inteligencia y tomó de facto el poder dos años después.
Considerado un militar sin escrúpulos, exagente de la CIA vinculado a la vez al narcotraficante Pablo Escobar y al líder cubano Fidel Castro, Noriega reforzó las fuerzas armadas.
Pero “Estados Unidos estaba dispuesto a voltear para otro lado mientras estuviese de su parte”, dijo Lindsay-Poland.
Sin embargo, la desconfianza de Washington creció y tras una disputada elección en 1989, acusó a Noriega de narcotráfico y desplegó una cruenta invasión que forzó su derrocamiento.
Con el traspaso definitivo del Canal a una Panamá democrática, 11 años después, “la alianza culminó”, afirmó Conniff.