Karachi, Pakistán
En Pakistán para penalizar a dos adolescentes que se habían casado sin su consentimiento, los familiares los ataron a la cama y los electrocutaron.
La Policía buscaba este martes al jefe tribal que ordenó este crimen, denominado de "honor".
La chica, de 15 o 16 años, y el joven, de 18, según la Policía, eran miembros de la comunidad pastuna y vivían en Karachi. Estaban distanciados de sus familias desde que se habían fugado, el mes pasado.
Según la Policía, la familia del chico los persuadió para que regresaran y casarse.
Pero, una jirga, consejo tribal que se atribuye el poder de administrar justicia, ante el que se presentaron ambas familias, ordenó que los jóvenes murieran.
"La (jirga) decidió que la chica fuera electrocutada por su padre y su tío, y el chico también por su propio padre y su tío", declaró un oficial de policía, Amanullah Marwat, quien añadió que las familias enterraron secretamente los cadáveres.
La Policía detuvo a los miembros de las familias, como sospechosos de haber participado en los asesinatos, y fueron inculpados por homicidio y disimulación de pruebas. Pero el jefe de jirga que ordenó el crimen permanece en fuga.
Centenares de mujeres pakistaníes son asesinadas por sus parientes cada año, bajo el pretexto de que ensuciaron el honor familiar.
Hasta hace poco, los culpables –generalmente hombres– podían escapar al castigo si obtenían el perdón de los otros miembros de la familia.
Pero, en julio del 2016, el asesinato muy mediatizado de una starlette de las redes sociales, Qandeel Baloch, cuyo hermano confesó haberla matado, relanzó el debate.
Tras este caso, el Parlamento votó una ley con el objetivo de impedir que los asesinos que actúan en nombre del honor puedan ser graciados por sus familias. Pero los críticos subrayan que subsisten las fallas.