URUMQI, China. AP y EFE. Atacantes en dos camionetas arremetieron ayer contra un atestado mercado callejero en Urumqi, en el noroeste de China, y causaron 31 muertes y heridas a más de 90 personas, informaron las autoridades locales.
El ataque en la capital de la región autónoma de Xinjiang fue el más cruento de una serie de incidentes violentos que las autoridades chinas atribuyen a extremistas separatistas de la minoría musulmana uigur . El Gobierno regional de Xinjiang calificó al ataque de “grave incidente terrorista violento de una naturaleza particularmente vil”.
Todos los heridos fueron trasladados a hospitales, informó Tianshan, un portal de informaciones en Internet que depende del Gobierno regional.
Xinjiang es uno de los puntos calientes de China después de décadas de conflicto entre los uigures y la etnia mayoritaria han .
En esta región existen grupos extremistas, muchos de ellos dirigidos por miembros de la etnia uigur, que reivindican la independencia de esa región bajo el nombre de Turkestán Oriental.
Carrera letal. Los dos vehículos atravesaron barreras a las 7:50 a. m. y arremetieron contra la multitud a la vez que detonaban los explosivos, según la versión oficial.
Las camionetas chocaron de frente entre ellas y una explotó, informó la agencia noticiosa oficial Xinhua. Un testigo presencial dijo a esta que se produjeron una decena de explosiones.
“Escuché cuatro o cinco explosiones. Estaba muy asustado. Vi a tres o cuatro personas en el suelo”, dijo por teléfono Fang Shaoying, dueño de un pequeño supermercado cerca de la escena.
“Antes de las ocho escuché varias explosiones fuertes. Me acerqué a menos de 100 metros de la escena y entonces vi las llamas, un humo muy denso, varios vehículos quemados y gente herida. Muchos de los vendedores abandonaron sus tiendas y huyeron por el miedo” , relató un internauta a través de la red social Weibo, el equivalente a Twitter en China.
Fotos del lugar descargadasde Weibo mostraron al menos a tres personas tendidas en una calle, y al fondo, un incendio con densas nubes de humo. Otras personas, aparentemente en estado de shock , estaban sentadas en la calle entre cajones de verduras y sillas volcadas.
Horas después, fuerzas policiales de asalto patrullaban las calles en torno al escenario del ataque, cerca del parque del Pueblo en el centro de la ciudad.
Vuelta a la ‘normalidad’. Efectivos paramilitares estaban apostados a lo largo de la calle, donde abundan las tiendas de alimentos, restaurantes y bares. Muchos de los locales estaban cerrados.
Sin embargo, el tráfico había vuelto a fluir y no quedaban señales de las explosiones y el incendio. Las autoridades chinas generalmente tratan de limpiar esos escenarios y volverlos a la normalidad con la mayor premura.
No estaba claro quiénes eran responsables del ataque. Se han atribuido los actos de violencia recientes a extremistas que quieren poner fin a la dominación china en la región. Los nativos son uigures que hablan una lengua turca, pero en las últimas décadas se ha instalado una importante población de la etnia mayoritaria china han.
El atentado recibió la repulsa en el extranjero.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo condenó e indicó que “no hay justificación para el asesinato de civiles”.
Estados Unidos reprochó el “atroz” atentado en Umqari y expresó que “se trata de un acto de violencia abyecta y escandalosa contra civiles inocentes. Estados Unidos se opone firmemente a cualquier forma de terrorismo”, escribió en un comunicado Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.