Phnom Penh
Un superviviente del régimen de los Jemeres Rojos en Camboya relató las atrocidades vividas por los detenidos durante su cautiverio, de degollamientos a actos de canibalismo, en una nueva sesión del proceso contra dos altos responsables del régimen este miércoles.
Tanto Nuon Chea, ideólogo del régimen, de 88 años, como el exjefe de Estado Khiey Samphan, de 83, están acusados de "genocidio". El juicio contra quienes son los dos dirigentes de mayor rango del régimen aún vivos pudo ser retomado tras varios aplazamientos provocados por el boicot de la defensa, y por la hospitalización de Samphan.
El primer testigo de la acusación, Meas Sokha, contó que había visto cientos de codetenidos asesinados por los guardias de los Jemeres Rojos durante sus dos años y medio en la cárcel de Kraing Ta Chan, en la provincia de Takeo. Su padre y varios de sus hermanos murieron en ella.
Estando a cargo del pastoreo de las vacas, "pude ver cómo los prisioneros morían, la mayoría con la garganta cortada", relató este hombre de 55 años.
En esos momentos, pasaban música por los altavoces, "para tapar los ruidos" provocados por los asesinatos, añadió frente al tribunal excepcional que, auspiciado por la ONU, juzga este caso.
Los niños pequeños eran lanzados contra los árboles antes de tirarlos en fosas comunes, explicó.
Sokha también aseguró que los oficiales de los Jemeres se comían las vesículas biliares de los prisioneros, una vez secadas al sol. El relato coincide con el de otros testigos, que ya mencionaron hígados extirpados a los prisioneros y consumidos por los oficiales del régimen.
"Cuando había ejecuciones, los guardias bebían vino comiendo vesículas biliares", explicó.
Khieu Samphan asistió al inicio de la audiencia antes de solicitar seguirla desde su celda a través de una pantalla, aduciendo debilidad, al igual que Nuon Chea. El juicio fue suspendido por la tarde y será retomado el jueves por la mañana.
Este segundo proceso se ha dedicado al genocidio de vietnamitas y de la minoría musulmana de los Chams, a los matrimonios forzados y las violaciones maritales, y a los crímenes cometidos en varios campos de trabajo y prisiones.
Ambos dirigentes ya fueron condenados a cadena perpetua en agosto de 2014 por crímenes contra la humanidad por un tribunal de Phnom Penh.
Paralelamente, se había abierto un segundo proceso en julio, que fue fragmentado en distintos juicios para acelerar el procedimiento y llegar a un veredicto antes de que los acusados fallezcan debido a su avanzada edad.