Tokio. AFP, EFE. El Gobierno de Japón está decidido a “resolver de forma radical” los problemas de contaminación por fugas de agua radiactiva de la central nuclear de Fukushima y anunció ayer la construcción de un “muro de hielo”, en un intento por tranquilizar a propios y extraños.
El primer ministro, Shinzo Abe, puntualizó que la comunidad internacional está pendiente de lo que pueda hacer Japón para desmantelar la planta nuclear de Fukushima.
“El Gobierno va a cerrar filas para afrontar esta situación”, declaró el jefe de Gobierno..
Varios ministros concordaron en que no hay que dejar todo en manos de la compañía Tepco –operadora de la planta, averiada tras el terremoto y sunami del 11 de marzo del 2011– y que deben tomarse “medidas radicales”, ante la impotencia de la empresa.
El Gobierno presentó un plan de 47.000 millones de yenes ($475 millones) para resolver el problema del agua radiactiva.
Las autoridades afirman que quieren asumir la dirección de las operaciones mientras el mundo se inquieta por las numerosas averías relacionadas con la presencia de cantidades masivas de agua con grandes proporciones de cesio , estroncio , tritio y otras sustancias radiactivas que se vierten al mar.
Las autoridades aseveran que han sentido la necesidad de no confiar todo a la empresa que gestiona la central nuclear accidentada, Tokyo Electric Power (Tepco).
La labor de esta se está poniendo en entredicho y el propio Gobierno la ha acusado de responder de manera improvisada, ante lo cual decidió tomar las riendas del caso.
Tres ciudadanos japoneses presentaron el martes una denuncia por negligencia contra Tepco por no tomar las medidas necesarias para prevenir el vertido al mar de agua contaminada.
El lío y la solución. El principal problema con el que se enfrenta la central es la enorme acumulación de agua altamente radiactiva en sótanos de los reactores, que aumenta en cerca de 400 toneladas diarias.
Esa acumulación ocurre porque el líquido utilizado para refrigerar los reactores se filtra en parte a los sótanos, al tiempo que las aguas naturales del subsuelo procedentes de las zonas colindantes penetran también en los edificios.
Debido a esto, se cree que la central vierte unas 300 toneladas diarias de agua radiactiv a al Pacífico.
La situación se ha complicado aún más, tras detectarse en agosto una fuga de agua muy radiactiva en uno de los miles de tanques que se emplean en la central para almacenar el agua que se ha usado para enfriar los reactores.
El plan de emergencia para encarar el problema implica la inversión de dos tercios de los $475 millones para crear una barrera mediante la inyección en el suelo de una sustancia especial para fijar los materiales radiactivos, a fin de detener su vertido al océano Pacífico.
Se trata de inyectar en tubos verticales una sustancia refrigerante para congelar el suelo alrededor, un trabajo de dos años.
El resto de los fondos se destinarán a la puesta en marcha de medios suplementarios para descontaminar el agua almacenada en un millar de depósitos de dudosa fiabilidad.
Estas decisiones gubernamentales llegan cuando Tepco anuncia casi todos los días nuevos contratiempos en este caso.
Tokio teme que todo esto incida negativamente en su candidatura para acoger los Juegos Olímpicos de 2020, aspiración por la cual también pujan Madrid y Estambul. La sede se elegirá el sábado en Buenos Aires.