Los inspectores internacionales encargados de la destrucción de las armas químicas de Siria , iniciaron este miércoles su segundo día de una misión especialmente complicada al desarrollarse en un país en guerra civil.
Estos expertos deben iniciar el inventario de un arsenal químico en aplicación de una histórica resolución de la ONU sobre la destrucción de armas químicas, una misión muy ambiciosa y peligrosa, ya que se realiza en un país en guerra.
Los 19 inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) que llegaron la víspera a Damasco acompañados de catorce empleados de la ONU, seguían en su hotel de la capital siria, constató un fotógrafo de la AFP.
Los inspectores fueron enviados a Siria tras un acuerdo entre Moscú y Washington que permitió impedir una intervención militar extranjera contra el régimen de Bashar al Asad.
"En los próximos días, se espera que comiencen sus esfuerzos para verificar información proporcionada por las autoridades sirias", informó la ONU en un comunicado, en el que añadió que se espera que se complete el 1 de noviembre.
El régimen continúa su guerra contra los rebeldes y este miércoles bombardeó sus bastiones en el sur de la provincia de Alepo (norte) para abrir un corredor de suministro militar.
La violencia en Siria obligó a 2,1 millones de personas a refugiarse en los países vecinos, una cifra que podría alcanzar los 3,5 millones antes de finales de año, según la ONU.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quiere recaudar 3.800 millones de dólares para estos refugiados y pidió a Kuwait que acoja una segunda conferencia de donantes, tras la celebrada en enero.
Unas 6,8 millones de personas necesitan esta ayuda en un país donde más de 115.000 personas murieron desde el inicio del conflicto en marzo de 2011, según un nuevo balance establecido por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Reino Unido que obtiene su información de una amplia red de militantes y médicos sobre el terreno.
Según expertos en desarme, Siria posee más de 1.000 toneladas de armas químicas, entre ellas 300 toneladas de gas mostaza y sarín, distribuidas en 45 lugares diferentes.
Los inspectores de la OPAQ llegaron al país al día siguiente de marcharse los expertos de la misión de la ONU, encargados de investigar siete presuntos ataques con armas químicas denunciados por el régimen o la oposición. Entregarán su informe a finales de octubre.