Ereván
La Iglesia armenia canonizó el jueves a los 1,5 millones de víctimas del genocidio armenio, perpetrado por los turcos otomanos, un día antes de las conmemoraciones oficiales del centenario de las masacres y pese a las críticas de Turquía, que rechaza el término de genocidio, constató una periodista de la AFP.
"Más de un millón de armenios fueron deportados, asesinados, torturados, pero siguieron fieles a Cristo", subrayó el jefe de la Iglesia armenia en una ceremonia de canonización, la más importante numéricamente jamás decidida por una iglesia cristiana.
El acto de canonización fue celebrada al aire libre por el jefe de la Iglesia armenia, el patriarca Karekin II, en Etchmiadzin, a unos 20 kilómetros de Erevan, ante un edificio que data del siglo IV considerado como la catedral cristiana más antigua del mundo.
Millón y medio de víctimas del genocidio son ahora reconocidas como santos por la Iglesia armenia. El oficio concluyócon un acto simbólico en memoria de 1915, el año que comenzó el genocidio.
"No hay armenio cuyos ancestros no sufrieron", declaró a la AFP Gaguik, residente de Erevan y descendiente de una familia víctima del genocidio.
Los armenios calculan que 1,5 millones de personas murieron de manera sistemática entre 1915 y 1917, en los últimos años del Imperio Otomano, y veinte países, entre ellos Francia y Rusia, reconocieron que se trató de un genocidio.
"Las almas de las víctimas del genocidio por fin encontrarán el descanso eterno", se congratuló Vardouji Shanakian, de 68 años, empleado de los servicios sociales de Ereván, capital de Armenia.
Se espera que el viernes cientos de miles de personas de todo el mundo, incluidos varios jefes de Estado y de gobierno, rindan homenaje a las víctimas de estas masacres que empezaron hace 100 años.
Canonizando a las víctimas, "la Iglesia no hace más que reconocer los hechos, es decir, el genocidio", declaró el miércoles Karekin II.
"Para nosotros, los armenios, es una obligación moral y un derecho recordar a los 1,5 millones de los nuestros que fueron asesinados y a los miles de personas que padecieron privaciones inhumanas", subrayó por su parte el presidente armenio, Serge Sargsián.
Turquía rechaza el término de genocidio y alude, en cambio, a una guerra civil en Anatolia, agravada por una hambruna, en la que murieron entre 300.000 y 500.000 armenios y otros tantos turcos.