Islamabad. AFP. El Gobierno de Pakistán invitó ayer a la oposición a entablar un diálogo, después de disturbios ante la residencia del primer ministro que dejaron dos muertos y centenares de heridos en Islamabad.
El ministro de Información, Pervaiz Rashid, dijo que el Gobierno está abierto a negociar con los opositores para poner fin de forma pacífica a las protestas iniciadas hace más de dos semanas .
“El Gobierno no inició los enfrentamientos. Se volvieron violentos, e intentaron entrar en edificios gubernamentales sensibles, que son el símbolo del Estado”, alegó el ministro en declaraciones al canal privado Geo News, refiriéndose a los disturbios del sábado noche.
“Querían que se satisficieran sus demandas a punta de pistola, pero, aun así, nuestras puertas siguen abiertas a la negociación”.
Miles de seguidores de Imran Khan, exestrella del críquet ahora en política, y del clérigo Tahir ul-Kadri llevan acampando frente al Parlamento desde el 15 de agosto para pedir la renuncia del primer ministro, Nawaz Sharif.
Los opositores sostienen que las elecciones legislativas de mayo del 2013 que permitieron a Sharif acceder al cargo por tercera vez en su carrera estuvieron amañadas, pese a que fueron avaladas por la comunidad internacional.
El sábado por la noche intentaron asaltar la residencia del político, mediante el uso de grúas para desplazar las barricadas.
Tensión callejera. Ayer en la mañana hubo enfrentamientos esporádicos entre la Policía antidisturbios y cientos de manifestantes. Otros dormían en el césped.
En la avenida de la Constitución de Islamabad, por lo general muy ordenada, podían verse varios vehículos incendiados la víspera, entre ellos algunos de la Policía.
Dirigiéndose a sus simpatizantes, Imran Khan dijo: “No dejaré a mi pueblo solo, y seguiré luchando hasta que logremos una verdadera independencia para Pakistán “.
“Los hermanos Sharif están sedientos de poder. No son sinceros con el pueblo ni con el país. Lograremos su renuncia y los llevaremos a la cárcel”, añadió, en referencia también al hermano del primer ministro, Shehbaz, jefe de Gobierno de la provincia de Punjab.
El Instituto de Ciencias Médicas de Pakistán (PIMS) dio parte de dos muertos en los enfrentamientos, un hombre herido por disparos de balas de goma, y otro que falleció de un ataque al corazón.
Entre los más de 400 heridos hay decenas de mujeres, algunos niños, y al menos 79 agentes de policía.
El primer ministro ha asegurado que seguirá en el cargo. Los analistas creen que si sigue podría tener que ceder en algunos puntos ante el Ejército, como permitir que el exgeneral y expresidente Pervez Musharraf, juzgado actualmente por traición, abandone el país.
Este escenario se reforzó cuando el jueves se anunció que el jefe del Estado Mayor, general Raheel Sharif, mediará en la crisis.
El analista político Mosharraf Zaidi estima que la oposición precisamente podría estar intentando obligar al Ejército a implicarse más en el asunto.
“El único objetivo es obligar a Sharif a dimitir, y tal vez obligar a los militares a intervenir”, dijo.
Los líderes de la protesta han sacado a las calles de Islamabad a millares de personas, aunque no han logrado tampoco un apoyo masivo, en un país donde viven 180 millones de habitantes.