ISLAMABAD y Londres. AFP y EFE. Un tribunal de Pakistán sentenció con la pena de muerte a un hombre británico acusado de blasfemia por haberse declarado profeta del islam, informaron este viernes la Policía y un fiscal.
Mohamad Asghar, 65 años, británico de origen pakistaní, fue detenido en el 2010 en la ciudad de Rawalpindi, cerca de Islamabad, por escribir cartas en las que se declaraba profeta, dijo la Policía.
El tribunal especial de la cárcel de Adiala, en Rawalpindi, donde estaba detenido Asghar, rechazó las alegaciones de la defensa de que el condenado sufría problemas de salud mental.
“Asghar clamó ser un profeta, incluso en el tribunal. Lo confesó frente al juez”, aseguró el fiscal del gobierno Javed Gul, quien manifestó que Asghar también fue condenado a pagar una multa de un millón de rupias pakistaníes (equivale a $10.000).
Los musulmanes creen que el profeta Mahoma fue el último mensajero de Dios; por tanto, proclamarse como profeta constituye una blasfemia. Además, insultar a Mahoma en esta nación, donde el 97% de la población es islámica, puede conllevar la pena de muerte.
Muchos grupos de defensa de los derechos humanos critican las duras leyes contra la blasfemia en Pakistán, que había aplicado una moratoria de facto de la pena capital a civiles desde el 2008.
Asghar tiene un largo historial de problemas de salud mental, según una fuente cercana al caso que habló bajo condición de anonimato y que aseguró que el sentenciado había intentado suicidarse en la cárcel de Adiala.
El tribunal rechazó el historial médico británico de Asghar, aseveró el informante.
Empero, el fiscal Gul afirmó que el comité médico que lo examinó “lo declaró una persona normal”.
En Londres, el Gobierno británico censuró la imposición de la pena capital a Mohamad Asghar.
“El Gobierno se opone a la pena de muerte por principio, en cualquier circunstancia” y ha brindado “apoyo consular” a Asghar, expuso el Foreign Office.
La secretaria de Estado de Exteriores, Sayeeda Warsi, afirmó que la diplomacia británica elevará ahora su preocupación “ en los términos más enérgicos posibles” ante el Gobierno de Pakistán.