Dacca. EFE. Bangladés e India pusieron fin a una histórica disputa fronteriza con el intercambio de 162 enclaves en suelo ajeno, lo que abre la puerta a una nueva vida para las 52.000 personas que vivieron desatendidas durante décadas.
El traspaso de soberanías se oficializó después de la medianoche local, con el comienzo de agosto, momento cuando los habitantes de estos territorios repartieron dulces, encendieron velas e izaron las nuevas banderas nacionales.
El intercambio puso fin a un enredo territorial junto a una de las fronteras más extensas del planeta, que tenía su origen en decisiones de terratenientes tomadas hace más de tres siglos, durante el dominio británico, y que sucesivos gobiernos habían sido incapaces de corregir desde la partición del subcontinente indio, en 1947.
Con escasas infraestructuras y servicios como hospitales o escuelas, sin poder elegir a representantes políticos o apenas recibir ayuda exterior, los habitantes de esas decenas de pequeños enclaves estaban en zona de nadie.
“Es un momento muy importante. A partir de hoy somos bangladesíes y nuestra situación mejorará”, dijo el secretario del Comité de Coordinación de Enclaves, Mainul Haq, desde Dashiar Chhara, hasta el viernes un enclave indio en Bangladés, y desde el sábado, parte del distrito bangladesí de Kurigram.
En las últimas semanas, las autoridades de ambos países realizaron un censo, según el cual 979 personas de los más de 37.000 residentes de las 111 parcelas indias en Bangladés decidieron reubicarse en India, mientras que el resto optó o por quedarse como nuevos bangladesíes.
Por su parte, los 14.000 habitantes de los 51 enclaves bangladesíes en suelo indio decidieron permanecer en India y adquirir esa nacionalidad.
Los ciudadanos que hayan optado por una reubicación tendrán hasta el 30 de noviembre para hacerlo y contarán con apoyo de Nueva Deli y Dacca, que prevén destinar $468 millones d y $25 millones, respectivamente, al desarrollo de los territorios que acaban de absorber, según los medios locales.
En un comunicado emitido el viernes en la noche, el Ministerio indio de Relaciones Exteriores aseguró que las poblaciones de estos territorios podrán a partir de ahora “acceder a servicios cívicos, educación, atención sanitaria y otros beneficios suministrados por los gobiernos”.
Bangladés e India comparten una extensa frontera de más de 4.000 kilómetros, gran parte de los cuales han sido vallados desde la década de 1980 por Nueva Deli para frenar el contrabando y la inmigración indocumentada.
Las relaciones bilaterales han sido tradicionalmente volátiles, vinculadas al signo político de los gobiernos en Dacca, pero en los últimos años atraviesan una renovada fase de bonanza.