Jin Matsubara, a cargo con otros de la cartera de Seguridad Pública, y Yuichiro Hata, ministro de Transportes, visitaron el santuario sintoísta, venerado por los sectores nacionalistas japoneses, pero considerado en Asia como el símbolo del pasado militarista nipón.
En el santuario están inscritos los nombres de 14 criminales de guerra japoneses condenados por los Aliados al terminar la Segunda Guerra Mundial y que fueron agregados en secreto en 1978 a la lista de 2,5 millones de soldados nipones caídos por Japón .
Esta es la primera visita de ministros japoneses al santuario desde la llegada al poder, hace tres años, del Partido Demócrata de Japón (PDJ, centroizquierda). “Pienso en nuestros antepasados que sentaron las bases de la riqueza del Japón actual”, explicó Matsubara a la prensa en el santuario.
Matsubara indicó que visitó el santuario “como cualquier japonés” y a “título privado”. Cuando el Gobierno de Yoshihiko Noda asumió el poder en setiembre, su gabinete se comprometió a no visitar Yasukuni “de manera oficial”.
En tanto, en Seúl, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, llamó a Japón a asumir las consecuencias por la prostitución forzada de miles de coreanas por parte de soldados japoneses durante la guerra.