Dakar. EFE. Los senegaleses acudieron ayer masivamente a las urnas para elegir un nuevo presidente de la República, en una jornada electoral marcada por la calma, en contraste con el clima de tensión extrema de las últimas tres semanas.
El posible tercer mandato de Abdoulaye Wade ha inquietado a uno de los países africanos con mayor trayectoria democrática y ha desatado conflictos en toda la nación, causando al menos ocho muertes.
Sin embargo, y salvo aislados disturbios, las elecciones de ayer se caracterizaron por la tranquilidad en los centros de votación.
En la capital, Dakar, numerosos electores madrugaron para formar largas colas en los colegios.
Eso sí, militantes de los distintos partidos políticos permanecieron en los centros durante toda la jornada para vigilar posibles fraudes e irregularidades en el voto.
La oposición ha acusado al Partido Democrático Senegalés de preparar un plan para amañar los comicios y favorecer la victoria de su candidato, el presidente Abdoulaye Wade, de 85 años, en la primera vuelta electoral.
Los partidarios de Wade custodiaron los colegios electorales ante las amenazas del Movimiento del 23 de Junio (M23) de bloquear las votaciones si el jefe de Estado no aceptaba retirar su candidatura.
En el interior del país, reinó un clima de relativa normalidad, excepto en las localidades de Thiès, Diourbel y Bignona, donde se registraron pequeños incidentes.
En la localidad de Mbacké, dos mesas de votación fueron saqueadas por electores que no pudieron votar, tras comprobar que otros ya lo habían hecho en su lugar.
Otras irregularidades fueron denunciadas por la oposición en la localidad vecina de Touba, donde responsables del PDS fueron sorprendidos supuestamente con decenas de tarjetas de electores.