Todo derrame de petróleo en el mar es destructor, pero la geografía del delta del Misisipi y su frágil ecosistema la vuelven una región sumamente vulnerable, según los expertos.
“No alcanzará con un puñado de voluntarios para limpiar la playa”, subrayó LuAnn White, directora del Centro de Salud Pública Aplicada al Medio Ambiente de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans.
“Hay kilómetros de pantanos costeros muy delicados, a los que solo se puede llegar en barco después de horas de viaje; una vez en el lugar no hay tierra firme para pisar, sin hablar de establecer un cuartel general de emergencia”, explicó.
La marea y el viento pueden llevar el petróleo muy dentro de los pantanos hasta la reserva de fauna silvestre de Pass-a-Loutre; que se interna en el Golfo.
Esos pantanos costeros “hierven” de vida: alimentados por los ricos sedimentos del Misisipi, rebosan de peces y crustáceos y abundan las ostras. Constituyen, además, una importante etapa para las aves migratorias, adonde también llegan tortugas, delfines y ballenas.