El Pontífice había abogado durante su viaje en setiembre a Alemania por una transmisión de la fe por comunidades donde se intercambian “las experiencias” y se vive “una nueva proximidad entre la Iglesia y la sociedad”.
El “Camino” nació en los años 1960 en España y está presente en todos los continentes con unas 40.000 comunidades. Cuenta con más de 70 seminarios para formar curas. En España, Italia y América Latina está en pleno auge.
En la Sala Pablo VI, el Sumo Pontífice recibirá a unos 5.000 miembros para validar las prácticas litúrgicas, al término de diez años intercalados con llamados al orden y etapas probatorias.
Los fundadores españoles, Kiki Arguello y Carmen Hernández, recibieron la aprobación de un papa que es muy puntilloso sobre la ortodoxia litúrgica. Se dejó convencer por el entusiasmo y la fidelidad indefectible de los neocatecumeneses en la Santa Sede.
El movimiento fue criticado por los defensores de una liturgia sobria y los más tradicionalistas por sus innovaciones, como testimonios de los fieles en ceremonias emocionales.