Washington. EFE El Gobierno de Estados Unidos anunció ayer que suspenderá $800 millones en ayuda militar a Pakistán, un nuevo paso en la escalada de tensión con Islamabad desde que el líder terrorista Osama bin-Laden fue hallado y muerto en el país.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, William Daley, confirmó la noticia.
“Obviamente, han sido un importante aliado en la lucha contra el terrorismo, y han sido víctimas de enormes ataques. Pero ahora mismo han tomado algunos pasos que nos han dado razón para paralizar parte de la ayuda que estábamos dando a su Ejército”, dijo.
La cantidad suspendida corresponde aproximadamente a un tercio de la ayuda militar estadounidense al país asiático, que recibe alrededor de $2.000 millones al año.
La medida responde a las presiones en el Congreso, en especial desde la bancada republicana, por recortar la colaboración militar con el Gobierno pakistaní con base en algunas de sus acciones, como la exigencia de retirar a 200 militares estadounidenses que trabajaban como asesores en Pakistán.
La situación se acaloró aún más a mediados de junio, cuando Islamabad detuvo a varios informantes locales que habían colaborado con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para dar con el paradero del líder de al-Qaeda, asesinado en mayo.
“Es evidente que el sistema político de Pakistán está sintiendo aún mucho dolor a raíz de la redada que hicimos para capturar a Osama bin-Laden, algo que el presidente estaba convencido de hacer, y de lo que no nos arrepentimos en absoluto”, subrayó Daley.
El funcionario añadió que la de Pakistán es “una relación difícil, en una parte difícil del mundo”.