Karachi.
Las autoridades anunciaron el lunes el final del ataque contra el aeropuerto internacional de Karachi, el más importante de Pakistán, después de un asalto de 12 horas, perpetrado por los talibanes, que dejó 28 muertos, entre ellos 10 asaltantes.
Este atentado, que terminó por la mañana con la muerte de los asaltantes, confirma la frágil situación y los grandes desafíos en materia de seguridad que tiene el país, incluso en los lugares más estratégicos que, en principio, están mejor protegidos.
El ataque, uno de los más violentos que ha vivido la ciudad más grande y capital económica de Pakistán, paralizó desde el domingo por la noche toda la actividad del aeropuerto internacional Jinnah.
Está previsto que los vuelos se reanuden a partir de las 4 p. m., hora local, indicó a la AFP el portavoz de aviación civil, Abid Ali Khan.
El asalto, reivindicado por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), el principal grupo rebelde del país, comenzó a las 11 a. m. hora local del domingo.
Terminó 12 horas más tarde, anunció el portavoz de la unidad paramilitar desplegada junto al ejército para neutralizar a los asaltantes, kamikazes que no tenían intención de salir vivos.
"El ataque ha terminado, hemos eliminado a todos los asaltantes de la zona", dijo el portavoz Sibtain Rizvi.
Murieron 28 personas, entre ellas los 10 asaltantes y numerosos empleados del aeropuerto, según el primer balance que dieron los responsables de seguridad y fuentes del hospital que recibió los cadáveres.
"Nuestro trabajo ha terminado" añadió Rizvi, mientras que las fuerzas de seguridad mostraban a los periodistas armas y víveres que pertenecían, supuestamente, a los asaltantes.
El ejército paquistaní había declarado el fin del combate de manera prematura y después hubo nuevos tiroteos en el perímetro del aeropuerto.
El TTP reivindicó el ataque como represalia por la muerte de su líder, Hakimulá Mehsud, que murió en noviembre por un disparo de un drone estadounidense en las zonas tribales del noroeste de Pakistán.
El grupo había perpetrado en los últimos años varios ataques de este estilo contra objetivos supuestamente muy protegidos, lo que muestra la fragilidad del gobierno. Karachi, una urbe incontrolable de 18 millones de habitantes, está considerada como uno de los principales refugios de los talibanes en el país.
En el 2011, los islamistas habían atacado una base naval en la que destruyeron varios aviones y mataron a 10 miembros del personal durante un asalto que había durado 17 horas.