RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / UNMIS / PAUL BANKS" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS A handout picture released by the United Nations Mission in Sudan (UNMIS) shows South Sudanese children rehearsing their dance routine to be performed at half time during a football match between South Sudan and Kenya as part of independance day celebrations in Juba on July 7, 2011, two days before South Sudan secedes from the north and becomes the world's newest nation. AFP PHOTO/UNMIS/PAUL BANKS (Paul Banks)
Juba, Sudán. AFP Sudán del Sur se convertirá mañana en un país independiente, gracias a un referendo que puso fin a cinco décadas de conflicto con el norte y que cortará en dos al país más grande del continente africano.
Millones de sudaneses del sur, así como 30 dirigentes africanos y altos responsables de otros países asistirán al nacimiento del 54.º Estado soberano de África, algo que hasta hace unos meses muchos consideraban improbable.
“Es algo que la gente esperaba desde hace años. Un momento que celebraremos con júbilo”, afirmó Mangar Gordon Marial, portavoz oficial del Gobierno.
Entre 1955, un año antes de la independencia de Sudán (hasta ese momento un condominio anglo-egipcio) y 2005, los rebeldes sudaneses lanzaron dos guerras contra Jartum, capital del país, con reclamos de mayor autonomía.
Los conflictos arrasaron la región, dejaron millones de muertos y generaron una desconfianza recíproca y durable entre las dos partes del país.
El acuerdo de paz firmado en 2005 por el jefe de los rebeldes John Garang, unos meses antes de su muerte en un accidente de helicóptero, y el entonces presidente de Sudán, Alí Osmán Taha, abrió un nuevo capítulo y la vía a un referendo de independencia, en enero.
Los sudaneses del sur optaron por la secesión en una votación sin incidentes y cuyos resultados Jartum prometió respetar.
La nueva nación deberá dar respuesta a enormes desafíos.
Entre ellos, destacan los enfrentamientos en la frontera, que ya dejaron 1.800 muertos este año, indicadores sociales que la muestran como una de las menos desarrolladas del mundo, y negociaciones sobre separación de bienes o reestructuración de sectores con el Norte, en especial el del petróleo.