St. Marc. AP. Al menos 135 personas han muerto por una epidemia de cólera en el centro de Haití, una zona rural donde el mal ha dejado centenares de enfermos que ayer saturaron la capacidad de un abarrotado hospital.
Cientos de pacientes yacían sobre frazadas en un estacionamiento frente al hospital St. Nicholas en el puerto de St. Marc, con suero transfundido a través de sus brazos para rehidratarse. Al comenzar a llover, por la tarde, las enfermeras se apresuraron a llevarlos dentro.
Mientras, los médicos realizaban exámenes para detectar otras enfermedades en lo que es la epidemia más mortífera en la nación caribeña desde el terremoto de enero, el cual dejó unos 300.000 muertos.
“Lo que sabemos es que la gente tiene diarrea, vomita y podría morir rápidamente si no es examinada a tiempo”, señaló Catherine Huck, subdirectora para Haití por parte de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
Agregó que el Ministerio de Salud de la nación caribeña ha registrado 135 muertos y más de 1.000 infectados.
“Nos preocupa que el brote pueda moverse de una región a otra”, manifestó Claude Surena, presidente de la Asociación Médica Haitiana.
Los pacientes provienen de la región rural de Artibonite, que no sufrió daños significativos por el terremoto del 12 de enero, pero que ha recibido a miles de damnificados de la devastada capital haitiana, ubicada 70 kilómetros al sur de St. Marc.
Algunos pacientes dijeron haber bebido agua de un canal público, mientras otros afirmaron que habían comprado agua potabilizada. Todos se quejaron de síntomas como fiebre, vómito y diarrea intensa.
“Anoche (el miércoles) corrí vomitando al baño cuatro veces”, relató Belismene Jean Baptiste, de 70 años.
Camiones con pertechos médicos, incluyendo suero, serán enviados desde Puerto Príncipe al hospital, de acuerdo con Jessica DuPlessis, vocera de la oficina humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero los médicos de la clínica dijeron que necesitan más personal para atender a los numerosos pacientes.
Elyneth Tranckil estaba entre los muchos familiares de los enfermos que esperaban en la entrada del hospital cuando llegaron nuevos pacientes a punto de morir.
“La policía bloqueó el acceso al hospital, y no puedo entrar a ver a mi esposa”, se lamentó Tranckil.
Grupos de ayuda humanitaria se movilizaron ayer para enviar medicamentos, filtros de agua y otros suministros a la región de Artibonite.
“Hemos temido esto desde el terremoto”, dijo Robin Mahfood, presidente de la organización caritativa Alimentos Para los Pobres, que ayer preparaba el envío de antibióticos, bebidas rehidratantes y otras provisiones.
La embajada de los Estados Unidos emitió un aviso en Puerto Príncipe para advertir a la gente que beba únicamente agua embotellada o hervida, y que consuma sólo alimentos bien cocidos.