“Es un gran alivio para la familia. Estamos muy contentos. Ahora podemos concentrarnos en las siguientes fases del caso”, dijo uno de sus abogados, William Taylor, al término de la vista.
Strauss-Kahn, quien el lunes por la noche ingresó en la cárcel de Rikers Island, llevará una pulsera electrónica que controle sus movimientos, además de estar sometido a vigilancia las 24 horas del día por al menos un guardia armado a su propio coste, decidió el juez Michael Obus, pese a la oposición de la Fiscalía.
Asimismo, el juez determinó que mañana tendrán que comparecer ante el tribunal los abogados del inculpado para revisar si se han cumplido todas las exigencias para su puesta en libertad, que será efectiva a partir de ese momento, además de fijar una nueva vista del caso para el 6 de junio.
El exfuncionario del FMI también tendrá que entregar todos sus documentos de viaje, pues, como señaló el fiscal adjunto de Manhattan, John McConnell, se ha considerado la posibilidad de que pueda salir del país y quedar fuera del alcance de la justicia local.
“La ley de Francia (país que no tiene firmado un acuerdo de extradición con EE. UU.) no extradita a sus ciudadanos, y este hombre tiene la posición y los medios para viajar y vivir una vida de paz o confort en lugares del mundo que quedan muy lejos de esta jurisdicción”, dijo McConnell.
Strauss-Kahn fue imputado por la Fiscalía de Nueva York de siete cargos por diversas acusaciones de abusos sexuales e intento de violación de una empleada del hotel en que se alojaba, a la que habría asaltado cuando entró a la habitación para limpiar.