Las nuevas muertes ocurrieron por un bombardeo intenso en el centro del paÍs. Los activistas dijeron que las fuerzas gubernamentales han asesinado por lo menos a 275 civiles en la última semana, y que otras 150 personas murieron en enfrentamientos entre desertores del ejército y las tropas del régimen, la mayoría de ellos desertores.
El aumento en la campaña de represión –que incluyó lo que los activistas calificaron de una matanza en una ciudad donde 110 personas fueron acribilladas durante varias horas la semana pasada– trajo una nueva ronda de condena internacional contra Siria.
La vecina Turquía dijo que la violencia era una burla en vista del acuerdo que firmó Damasco con la Liga Árabe, lo que plantea dudas sobre las verdaderas intenciones del régimen.
El plan de la Liga Árabe obliga al gobierno de Assad a retirar fuerzas de seguridad y armamento pesado de las calles de las ciudades, iniciar conversaciones con líderes de la oposición y permitir el ingreso al país de representantes de los derechos humanos y periodistas internacionales.
Se supone que los monitores árabes velarán por el cumplimiento del acuerdo, pero hasta ahora no había indicios de que Assad cumpla cualquiera de los términos y mucho menos que suspenda su represión brutal.
La oposición ha advertido que Damasco, que desde el viernes sitia el distrito de Baba Amr en la ciudad de Homs, está preparando un asalto a gran escala en el área. Activistas dijeron que el ataque del lunes, con morteros y fuego de ametralladoras, fue el más intenso desde que comenzó el sitio.