El nuevo veto ruso y chino tiene lugar luego de que la oposición siria informase de la muerte de más de 230 civiles en la noche del viernes al sábado como consecuencia de los bombardeos sobre la ciudad de Homs.
Trece países votaron a favor del proyecto propuesto por los países árabes y europeos que daban un fuerte apoyo al plan de la Liga Árabe para asegurar una transición a la democracia en Siria.
Sin embargo, Rusia y China (que ocupan dos de las cinco bancas permanentes con derecho a veto del máximo órgano de la ONU) volvieron a votar en contra, tal como lo habían hecho el pasado 5 de octubre.
El embajador francés ante la ONU, Gérard Araud, denunció este "doble veto", e hizo referencia a un "día triste para este Consejo, para los sirios y para los amigos de la democracia".
El nuevo proyecto de resolución, que reemplazaba a otro más duro descartado de plano por Rusia, no pedía explícitamente que el presidente Bashar al Asad deje el poder.
Sin embargo, las concesiones incluidas seguían siendo insuficientes para Rusia, tradicional aliado del régimen de Damasco, y su canciller, Serguei Lavrov, había indicado antes de la reunión en Nueva York que someterlo a votación provocaría un "escándalo".
Después de diez meses de violencia en Siria en los que, según la ONU, murieron más de 5.400 personas, la comunidad internacional no logra ponerse de acuerdo para detener la represión en ese país.