Al-Asad, que asumió el poder en el 2000 al suceder a su padre, anunciará medidas de liberalización y la formación de un nuevo gabinete para aplicarlas, tras la dimisión ayer del gabinete de Mohamed Naji Otri. Será la primera intervención pública del jefe de Estado desde el comienzo de las manifestaciones el 15 de marzo.
El presidente al-Asad, según se prevé, anunciará medidas que liberalizarán el régimen vigente desde hace cinco décadas, en particular la abolición del estado de emergencia que priva a los ciudadanos de la mayoría de las libertades públicas. También anunciará medidas contra la corrupción. Según la ONG Transparencia Internacional, Siria es considerado como un país “muy corrupto”.
Con el fin de tener las manos libres, Bashar al-Asad aceptó la dimisión del gobierno y pidió a Naji Otri ocuparse de los “asuntos corrientes”, según la agencia oficial Sana. Siria está regida por un sistema presidencial y el Gobierno aplica las directivas del jefe del Estado. La composición del nuevo gabinete debe conocerse antes de que termine esta semana.
“Ustedes han venido para ver protestas en Siria, pero hoy ustedes ven la protesta de Siria”, afirmó Rajah, estudiante de la Universidad de Damasco.
“Por nuestra sangre, por nuestra alma, nos sacrificaremos por ti, Bashar”, gritaban los manifestantes llegados a pie o en autobuses a la plaza Sabaa Bahrat, frente al Banco Central, donde se instaló un enorme retrato del jefe del Estado.
“Dios, Siria, Bashar y eso es todo” y “Uno, uno, uno, el pueblo sirio es uno”, clamaban los manifestantes, que llevaban banderas sirias y retratos del presidente, así como banderolas donde podía leerse “No a la disensión confesional”.
La televisión pública mostró manifestaciones idénticas en las principales ciudades, con excepción de Latakia donde las autoridades habían pedido no reunirse por razones de seguridad.
En Deraa, 300 personas se manifestaron ayer contra el poder coreando “¡Revolución, Revolución!”, “Dios, Siria, Libertad”.
El levantamiento del estado de emergencia solo tendrá un alcance simbólico si no se acompaña de otras reformas importantes, estiman los analistas.