El vicemariscal Ri Yong-ho, quien siempre apareció como la figura vigilante al lado del nuevo gobernante, no mostró indicios de enfermedad en recientes presentaciones públicas, lo cual avivó las conjeturas en el extranjero de que fue retirado como parte de una purga de Kim, con la intención de imprimir su estilo personal en la conducción del país que heredó a la muerte de su padre, Kim Jon-il, en diciembre .
Igualmente, no hubo señales de desavenencia en la anterior presentación pública de Ri durante un acto de alto nivel efectuado hace apenas una semana.
Sin embargo, el retiro del mariscal, sea por razones de salud o traspiés políticos, sacude la parte medular de la jerarquía del poder en el régimen autoritario y podría ser señal de que Kim intensifica el control de su autoridad, tal como hicieron en su momento su padre y abuelo, el fundador de la República Popular Democrática de Corea del Norte, Kim Il-sung.
La decisión de relevar al mariscal, de 69 años, de la máxima jerarquía militar y de los cargos políticos que tenía, fue adoptada durante una reunión del Partido de los Trabajadores, que tuvo lugar el domingo, mediante una convocatoria inusual, según la Agencia Coreana Central de Noticias.