La acusación partió de círculos conservadores, que ven en la decisión un reflejo revanchista tras el rechazo en junio por el Tribunal Constitucional de una parte de las prerrogativas acordadas a Cataluña en su nuevo estatuto ampliado de autonomía.
Es “una ofensiva nacionalista, una provocación y una venganza”, afirmó Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del opositor Partido Popular (PP, derecha) y exministro del Interior.
La prohibición de la Fiesta Nacional española “no tiene nada que ver con protección del medio ambiente ni con el maltrato animal”, sino que busca “romper lazos entre Cataluña y el resto de España”, afirmó la presidenta regional de Madrid, Esperanza Aguirre.
Todos los diputados del partido independentista catalán ERC y 32 de los 48 representantes del partido nacionalista moderado CiU votaron a favor de la prohibición de la tauromaquia en Cataluña a partir de 2012.
Los defensores franceses de las corridas aportaron ayer a este análisis, al afirmar, como André Viard, presidente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas, que “es un problema político no taurino. Son los partidos independentistas los que han votado por la abolición”.