In this Sunday, Aug. 5, 2012 photograph, Syrians pass by a destroyed house in town of Atareb outskirts of Aleppo, Syria. (AP Photo) (AP)
El Cairo, Damasco. EFE. La deserción del primer ministro sirio, Riad Hijab , constituyó ayer el mayor golpe político en los 17 meses de rebelión para el régimen del presidente Bachar al-Asad, que mantiene los bombardeos sobre los barrios rebeldes de Alepo y otras áreas del país.
La televisión estatal siria presentó a primera hora de la mañana la defección de Hijab como si se tratase de una destitución ordenada por el presidente.
Sin embargo, minutos después, los grupos opositores confirmaban lo que era una victoria para su causa: la deserción de mayor nivel desde que comenzaron las protestas y la esperada prueba de que el régimen se quiebra desde su interior.
El paradero de Hijab era todavía un misterio, ya que después de que el Consejo Nacional Sirio (CNS) informó de que se hallaba en Jordania tras haber cruzado la frontera, Amán negó que estuviese en su territorio.
“Anuncio hoy (ayer) mi deserción del régimen del terrorismo y me uno a las filas de la libertad y la dignidad. A partir de hoy formo parte de la revolución”, expresó Hijab en un comunicado leído por su portavoz, Mohamed Aetri, en el canal catarí al-Yazira.
En su mensaje, Hijab se dirigió al pueblo sirio “en un momento crítico, cuando el país se encuentra en el mayor nivel de los crímenes contra un pueblo que ha salido para pedir una vida digna”.
Nacido en 1966 en Deir al-Zur, Hiyab había sido nombrado jefe de Gobierno el 26 de junio, cuando era ministro de Agricultura, en sustitución de Adel Safar.
Según el consejero de comunicación de la Comandancia del Ejército Libre Sirio (ELS, rebelde), Fahd al-Masri, este grupo organizó la huida en la noche del domingo, y en ella participaron también otros tres ministros del gabinete, aunque esto no pudo confirmarse.
Ataque a televisión oficial. Además de la deserción, los rebeldes asestaron otro golpe al régimen de al-Asad cuando un artefacto explosivo voló ayer parte de la fuertemente custodiada sede de la televisión nacional siria , en Damasco.
Fuentes oficiales detallaron que la explosión causó lesiones a tres personas y ocurrió en la tercera planta del edificio, ubicado en la céntrica plaza de los Omeyas.
Pese a estos reveses, el régimen mantuvo su campaña de bombardeos y combates contra el ELS en la mayoría de provincias, con especial intensidad sobre la de Alepo (norte), donde en la actualidad se libra una de las batallas más decisivas de la guerra, dada la importancia estratégica de ese territorio.
Según los Comités de Coordinación Local, vinculados a los grupos insurgentes, al menos 103 personas murieron durante la jornada.