Luxemburgo
El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, en el poder desde hace 18 años, comparece este miércoles ante el Parlamento donde deberá responder por las "irregularidades" cometidas por los servicios secretos del país, en un escándalo que podría provocar su dimisión.
Muchos diputados ya dan por sentado que Juncker, de 58 años, presentará su dimisión, tras lo que se convocarían elecciones.
El escándalo estalló en el Gran Ducado tras la divulgación de un informe elaborado por una comisión de investigación del Parlamento, que responsabiliza a Juncker de haber tolerado entre 2004 y 2009 irregularidades del servicio secreto (SREL), que el primer ministro supervisa, como escuchas telefónicas ilegales, malversación de fondos.
"La comisión de investigación llegó a la conclusión de que el primer ministro, responsable del servicio secreto, no solo no tenía ningún control sobre este, sino que muchas veces omitió informar sobre las irregularidades, aberraciones e ilegalidades cometidas entre los años 2004 y 2009", indica el informe.
Juncker se dio a conocer en toda Europa por su gestión como jefe del Eurogrupo, durante la que buscó encontrar una solución a la crisis de la deuda.
Un apoyo de los diputados al informe, analizado en sesión plenaria, sería un golpe brutal para la coalición socialdemócrata del gobierno.
El líder socialista Alex Bodry ya dijo este miércoles que esperaba un "gran gesto" de Juncker.
"Cuando alguien se cree infalible es difícil luego de que admita sus errores", señaló al periódico Luxemburger Wort.
La comisión del parlamento -que elaboró el informe- fue creada en 2012, luego de que el semanario D'Lëtzebuerger Land publicara una escucha ilegal grabada en el despacho del primer ministro, mientras que este conversaba por teléfono con el jefe del SREL, Marco Mille en 2007.
Durante la conversación, el director del SREL le indicó al primer ministro que 300.000 fichas personales, de ciudadanos y políticos, elaboradas como parte de un espionaje político durante la Guerra fría, habían sido destruidas.
También reveló a Juncker la existencia de otra escucha, entre 2005 o 2006, de una reunión entre el primer ministro y el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, en el Palacio real.
Mille también dijo a Juncker que su servicio contaba con información creíble sobre la existencia de contactos frecuentes entre el soberano de Luxemburgo y los servicios secretos británicos.
El informe parlamentario responsabiliza al primer ministro sobre las graves irregularidades del SREL, al que acusa de tener una "estructura digna de una policía secreta".