Praga (AFP). El primer ministro conservador checo , Petr Necas, se esforzaba este viernes por salvar su gobierno después de la crisis provocada la víspera por una redada policial que se saldó con la detención de la directora de su gabinete y de otros políticos cercanos al poder.
Necas, de 48 años, se negó este viernes a dimitir, pese a la inculpación por abuso de poder y corrupción de la directora de su gabinete y mano derecha, Jana Nagyova.
“Me niego a dimitir, pese a los llamamientos incesantes de la oposición de izquierda”, subrayó ante los diputados.
El partido socialdemócrata CSSD reclamó la dimisión inmediata de Necas y de su gabinete y la convocatoria de elecciones anticipadas. Los próximos comicios están previstos para 2014.
“Si el primer ministro no dimite en las próximas horas, el CSSD presentará una nueva moción de censura”, advirtió el jefe del grupo parlamentario de los socialdemócratas, Jeronym Tejc.
El gabinete de centroderecha de Necas, muy debilitado por su política de ajuste presupuestario y por numerosos escándalos de corrupción, ya sobrevivió a cinco mociones de censura y a tres votos de confianza desde su formación en julio de 2010, pero desde 2012 ya no tiene mayoría parlamentaria.
Nagyova fue detenida el miércoles por la noche por la brigada de lucha contra el crimen organizado. Fue inculpada por haber pedido al servicio de inteligencia militar que vigilara a personas privadas, afirmó la fiscalía.
El abogado del exjefe de la inteligencia militar Ondrej Palenik, también inculpado por este caso, precisó que Nagyova había solicitado la vigilancia de Radka Necasova, esposa del primer ministro , del que se encuentra en proceso de divorcio.
Nagyova fue detenida durante una operación llevada a cabo el miércoles por la noche por 400 policías de la brigada de lucha contra el crimen organizado (UOOZ) en la sede del gobierno y en el ministerio de Defensa.
Entre los otros detenidos figuran el jefe de la oficina del gobierno Lubomir Poul y exdiputados del partido de derecha ODS de Necas, Petr Tluchor y Ivan Fuksa.
Sin querer citar nombres, el director de la UOOZ, Robert Slachta, dijo que se trataba de un “grupo criminal organizado que funcionaba sobre la base de relaciones de clientelismo”.