Saná. AFP El presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, regresó a su país tras una ausencia de más de tres meses, y llamó en vano a una tregua en los combates entre sus partidarios y sus detractores en la capital Saná, que ayer causaron veinte muertos.
Según Saleh, “no hay más solución que el diálogo y las negociaciones para poner fin al derramamiento de sangre”.
La situación se calmó momentáneamente por la tarde en Saná, pero después se reanudaron los combates entre los partidarios de Saleh y los militares que se pasaron al movimiento contra el régimen que gobierna desde 1978.
En total, 115 personas han muerto desde que se reanudaron, el domingo, los enfrentamientos entre partidarios y opositores de Saleh.
Estados Unidos llamó al presidente a “emprender una transición completa”, y a organizar una elección presidencial “antes de fin de año”. Además, condenó “el uso de la fuerza” contra manifestantes.
Francia pidió al presidente yemení que emprenda rápidamente el plan de salida de crisis propuesto por las monarquías del Golfo.
Este plan prevé la formación de un Gobierno de unidad con participación de la oposición, la dimisión de Saleh, un mes más tarde, a cambio de inmunidad para él y sus allegados, y la celebración de elecciones presidenciales en 60 días.
Saleh regresó desde Arabia Saudí, donde había sido hospitalizado tras resultar herido en un ataque contra su palacio.