“Voy a mirar con mucho cuidado el cambio, porque no creo que manipularlo resuelva alguna cosa. Tendremos un cambio fluctuante y tenemos reservas que nos permiten protegernos de manipulaciones internacionales”, aseguró en una entrevista concedida al canal de televisión Globo.
Rousseff había advertido en declaraciones al canal Record, que su Gobierno tendrá “rigor para tratar la cuestión cambiaria”, pues “no es posible que ocurra aquí aquel tipo de política de la década del 30, que se caracteriza por la devaluación competitiva. El principio vigente es el cambio fluctuante”.
La fuerte valorización del real frente al dólar ha llevado al equipo económico del actual Gobierno a adoptar una serie de medidas para contener esa apreciación, que viene afectando al sector exportador e incidiendo en las cuentas del país.
La exministra de Minas y Energía y de Presidencia, quien venció el domingo en la segunda vuelta electoral en una disputa contra el opositor José Serra, el preferido por la clase empresarial, comentó al canal Record que “la característica principal de un Gobierno en el mundo de hoy es no gastar aquello que no puede”.
“Pero mantendré los gastos sociales y las inversiones”, aseveró Rousseff, quien anoche visitó varios canales de televisión en la capital del país, Brasilia.
“Nosotros no jugaremos con la inflación, nosotros seremos un Gobierno que tendrá, por lo tanto, metas inflacionarias, de la misma forma que tuvo el Gobierno Lula”.
La mandataria electa se refirió también a la libertad de prensa y expresó que “el control remoto es el mejor control que puede darles la población a los medios”.
La economista de 62 años se emocionó al ver por primera vez a una prima búlgara, entrevistada en Sofía por el canal, y lamentó la muerte en 2007 de su hermano mayor, quien siempre vivió en la capital de Bulgaria.
Sobre el impacto personal de convertirse en la primera mujer presidenta de Brasil, Rousseff comentó que estaba “anestesiada” cuando fue confirmada oficialmente como ganadora de los comicios, pero admitió que después lloró “a cuentagotas”.
“Lloré cuando hablé por primera vez, lloré bastante volviendo a casa. Mis asesores dicen que me contuve, pero lloré por dentro y por fuera”, puntualizó.