Washington. AFP. Los posibles errores en los detalles de la operación contra Osama bin-Laden forzaron a la Casa Blanca a revisar su versión de los hechos y a enviar un mensaje confuso acerca de la muerte del líder de al-Qaeda.
Los ajustes en los hechos no parecen poner en cuestión las grandes líneas de la operación de las fuerzas especiales estadounidenses contra la casa de Abbottabad (Pakistán), donde se escondía bin-Laden y donde fue asesinado la noche del domingo.
Sin embargo, la revisión de la historia de la incursión y la progresiva revelación de nuevos detalles sobre los acontecimientos dejan preguntas abiertas.
El lunes, la Casa Blanca había afirmado que bin-Laden estaba armado cuando fue asesinado por un equipo de la Marina estadounidense (Navy SEAL).
Pero al día siguiente, el portavoz de la Presidencia, Jay Carney, rectificó esta versión y afirmó que el jefe terrorista no estaba armado cuando le dispararon.
La existencia de estos dos discursos despertó dudas acerca de la voluntad real de las autoridades de EE. UU. de querer atrapar a bin-Laden vivo si era posible.
El lunes, otro suceso alimentó más las dudas acerca de lo sucedido. El principal consejero del presidente Barack Obama para la lucha contra el terrorismo, John Brennan, afirmó que la esposa de bin-Laden había muerto tras ser utilizada como escudo humano por su marido durante el ataque.
Pero ese mismo día, responsables estadounidenses dieron marcha atrás a esta afirmación.
Carney afirmó que estos errores se debían a la “niebla de la guerra”; es decir, a la imprecisión que nace de acontecimientos complejos y al desarrollo muy rápido de los hechos. El operativo contra bin-Laden duró 38 minutos.
Según un responsable estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, la Administración no se arrepiente de haber difundido rápidamente las informaciones pese a que luego tuvo que corregirlas.