Pekín. AP. El primer portaaviones de China surcó ayer las aguas cubiertas de bruma en sus primeras pruebas en alta mar, poniendo de relieve las preocupaciones que despertó el creciente poderío militar del país y sus enérgicas reafirmaciones de sus reclamos territoriales.
La misión del remodelado portaaviones soviético es el primer paso para preparar a la nave para su total lanzamiento. China afirma que el navío será destinado a investigación y entrenamiento, en un preludio de los planes a largo plazo de construir otras tres copias fieles del modelo en sus astilleros.
“Como gran economía, China debe asumir mayores responsabilidades en el mundo y, por otra parte, tiene nuevos intereses de seguridad que necesita proteger. Bajo estas circunstancias, el poderío naval de China tiene que aumentar de manera consiguiente”, afirmó Wang Shaopu, director del Centro de Estudios Pan-Pacíficos en la Universidad Jiaotong en Shangai.
La información sobre la prueba se mantuvo bajo estricta reserva siguiendo el habitual estilo de misterio que rodea a los militares chinos, aunque la agencia de noticias Xinhua indicó que el paso había sido planeado por algún tiempo.
Estados Unidos reclamó ayer una mayor transparencia china sobre su capacidad militar y pidió una explicación formal de cómo se utilizará el portaaviones.