Rimsha, cuya edad no se conoce bien pero no sería mayor de 16 años, fue detenida el jueves pasado en su barrio pobre de la capital, Islamabad, después de que musulmanes furiosos reclamaron castigo.
Este asunto muestra “la erosión del Estado de derecho” en Pakistán y los graves peligros que amenazan a cualquier persona acusada de blasfemia, resaltó en un comunicado Polly Truscott, directora de Amnistía Internacional para Asia.
“Amnistía Internacional está muy preocupada por la seguridad de Rimsha”, agregó, al tiempo que recordó que “en un pasado reciente, fueron asesinadas personas acusadas de blasfemia”.
La ley pakistaní sobre la blasfemia, que prevé inclusive la pena de muerte para las personas reconocidas culpables de injuriar el islam, es a veces acusada de estar instrumentalizada para solucionar conflictos personales.
El presidente del país, Asif Ali Zardari, asumió el caso de Rimsha al solicitar al Ministerio del Interior que presente un informe sobre este asunto.