Lagos. AFP. La violencia continuó ayer en Nigeria con la muerte de por lo menos nueve personas en otra incursión contra cristianos en el norte, 48 horas después de una ola de ataques sangrientos que causaron al menos 162 muertos en la ciudad de Kano.
En Tafawa Balewa, en el Estado de Bauchi, desconocidos lanzaron granadas artesanales en casas donde sus habitantes dormían, precisó un líder de la etnia Sayawa, la comunidad cristiana atacada.
“Varias personas murieron en esas explosiones, otras con arma automática mientras salían precipitadamente. Hemos contado hasta ahora nueve muertos y doce heridos”, explicó el responsable, quien acusó a los Hausa-Fulani, etnia musulmana, de esta violencia.
La ciudad de Tafawa Balewa está en la línea divisoria entre el norte, mayoritariamente musulmán, y el sur cristiano. En el 2011, la violencia religiosa causó ahí al menos 35 muertos, incluidas mezquitas, iglesias y casas incendiadas.
El nuevo incidente contra cristianos fue después de una espectacular serie de ataques coordinados en Kano, segunda ciudad del país, reivindicados por la secta islamista Boko Haram. Esas acciones causaron al menos 162 muertos.
Ayer, las autoridades no disponían aún de un balance definitivo, tras un sábado destinado a tareas de urgencia para recuperar cadáveres tirados en las calles y llevarlos a las morgues de la ciudad.
Las autoridades, que decretaron un toque de queda en esta ciudad, aligeraron la medida ayer, teniendo en cuenta el “relativo regreso a la calma”. El toque de queda estará en vigor ahora desde el inicio de la noche hasta el amanecer.
Las calles igual seguían ampliamente desiertas ayer pese al levantamiento parcial de la medida.
Muchos policías y militares vigilaron en las plazas estratégicas y levantaron retenes de control en las principales avenidas.
Fuentes del Gobierno informaron que estaba prevista ayer la visita a la ciudad afectada del presidente Goodluck Jonathan.
Un portavoz de Boko Haram confirmó la autoría de los ataques en Kano a un diario local y en represalias tras el rechazo del gobierno a liberar a varios de sus miembros actualmente presos.
Por lo menos ocho lugares de la ciudad sufrieron ataques “coordinados”, según la Policía incluidas sus delegaciones, servicios de inmigración y la residencia de un responsable policial. Unas 20 explosiones fueron escuchadas en lo que corresponde a la manera de operar es usual del grupo terrorista.
De inmediato, Alemania, Gran Bretaña y Francia condenaron firmemente dichos ataques.