Tegucigalpa. AFP. Policías y militares de Honduras entraron ayer en zonas conflictivas de las principales ciudades del país, en el inicio de la llamada Operación Relámpago contra la ola de criminalidad, que hace del país centroamericano uno de los más violentos del mundo.
El ministro de Defensa, Marlon Pascua, explicó a medios locales que los patrullajes conjuntos de las fuerzas de seguridad arrancaron en barrios periféricos de diversas ciudades, entre ellas la capital y San Pedro Sula, ubicada 240 km al norte de Tegucigalpa.
“La Operación Relámpago pretende como acción urgente asegurar la presencia de las autoridades en los sectores de mayor conflictividad, acompañando estas acciones preventivas con otras actividades de monitoreo, supervisión y evaluación”, detalló Lobo en la televisión la noche del lunes.
El plan entró en ejecución luego de que el presidente Porfirio Lobo cambió la noche del lunes a la cúpula de la Policía, tras la fuga de un suboficial y tres agentes sospechosos de haber matado a dos estudiantes universitarios.
Los cuatro se hallaban detenidos desde el martes de la semana pasada en la sede de la Policía Metropolitana, en el centro de Tegucigalpa, por orden del Ministerio de Seguridad, pero fueron puestos en libertad apenas tres días después, el viernes, con la condición de que retornaran el domingo. Ninguno regresó.
Otros cuatro policías fueron apresados el lunes también bajo sospecha de haber tomado parte en el crimen, cuyas causas se desconocen.
Versiones preliminares indican que los dos estudiantes habrían ignorado un retén policial.
“Es innegable que necesitamos que los operadores del sistema de seguridad recuperen la confianza de los habitantes de nuestro país”, dijo Lobo, en alusión al caso de la muerte de los estudiantes, uno de ellos hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos.
Honduras es el país con mayor tasa de homicidios en el mundo, con 82,1 por cada 100.000 habitantes, seguido en Centroamérica por El Salvador, con 66, y Guatemala, con 41,4, según el primer estudio global sobre homicidios de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.