“Imploramos insistentemente perdón a Dios y a todas las personas afectadas, y prometemos hacer todo lo posible para asegurar que ese tipo de abusos nunca más puedan ocurrir”, clamó el Papa ante unos 15.000 sacerdotes, monjas y religiosos provenientes de todo el mundo, congregados en la explanada.
“Ha ocurrido que en este año de alegría para el sacramento del sacerdocio, salieron a la luz los pecados de los sacerdotes, y en particular los abusos contra niños”, reconoció el Papa en la misa solemne bajo un sol ardiente, con un alto número de cardenales y obispos.
En su homilía, el Pontífice prometió que se hará todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación de los futuros sacerdotes y aseguró: “los acompañaremos aún más en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones dolorosas y en los peligros de la vida”.
El Pontífice alemán, que ha sido acusado inclusive personalmente de haber callado un caso hace más de tres décadas cuando era arzobispo en Alemania, optó por la tolerancia cero contra los curas que abusan de menores, luego de estallar, a inicios del año, una serie de escándalos en Irlanda que se extendieron a otros países europeos.