Islamabad. AFP. Pakistán ordenó la expulsión de todos los empleados extranjeros de Save the Children, acusados de colaborar en la investigación de la CIA que permitió localizar a Osama bin-Laden en ese país en el 2011, anunció ayer la organización negando firmemente cualquier implicación.
Una copia de un informe oficial de los servicios secretos pakistaníes consideran que Save the Children puso en contacto a los estadounidenses con Shakeel Afridi, médico local que luego organizó para ellos una falsa campaña de vacunación para confirmar la presencia del jefe de de la red terrorista al-Qaeda.
“Hemos recibido esta semana un llamado de los servicios de inteligencia que nos piden sacar a todo nuestro personal extranjero”, dijo el portavoz de la organización humanitaria, Ghulam Qadir.
“No hemos recibido ninguna explicación” para justificar esta decisión, indicó, precisando que las autoridades dieron inicialmente dos semanas a las personas involucradas para salir del país, pero que la fecha límite quedó en un mes.
Las autoridades pakistaníes no pudieron ser consultadas ayer para comentar este anuncio.
El viceembajador estadounidense en Pakistán, Richard Hoagland, condenó una “reacción desproporcionada y mal dirigida” de Islamabad, y subrayó que Save the Children no tiene “nada que ver con Abbottabad”, nombre de la ciudad donde bin- Laden vivía clandestinamente y fue asesinado por los estadounidenses.
La entidad indicó que respetará la decisión, pero que eso no significa el fin de sus actividades en Pakistán, donde dijo ofrecer servicios a siete millones de niños gracias a sus 2000 empleados locales.
Save the Children fue relacionada por funcionarios y medios de prensa pakistaníes con la campaña de vacunación organizada por la CIA en Abbottabad para asegurarse, con muestras de ADN de su familia, que bin-Laden estaba en el lugar.
La vacunación se hjizo en marzo del 2011, poco antes del ataque clandestino estadounidense que lo mató en el lugar el 2 de mayo.
Detenido poco después, Shakeel Afridi fue condenado el 23 de mayo pasado a 33 años de cárcel por un tribunal pakistaní.
Tras la muerte de bin-Laden, las autoridades pakistaníes limitaron el margen de maniobra de los extranjeros al limitar sus visas y desplazamientos.