Managua. AFP. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebró ayer con sus seguidores el triunfo de la Revolución Sandinista de 1979 con la mirada puesta en la reelección en el 2011, en un país sumido en la pobreza y en medio de la indiferencia de muchos compatriotas.
Los festejos tuvieron lugar al anochecer en la plaza de La Fe, en el antiguo centro de la capital.
Fue en este sitio, ubicado a orillas del lago Xolotlán, donde la guerrilla del Frente Sandinista (FSLN) anunció el 19 de julio de 1979 el triunfo sobre la dictadura de Anastasio Somoza y el inicio de una nueva era que enrumbó a Nicaragua hacia un sistema socialista.
La fecha es celebrada todos los años por miles de simpatizantes del FSLN, que luego del gobierno revolucionario de 1979-1990 retornó al poder en el 2007 con Ortega, cuyo liderazgo es exaltado en carteles y avisos radiales y televisivos.
Lejos de la plaza, muchos nicaraguenses que viven en la pobreza vieron con indiferencia los festejos. Se estima que más de 42.000 nicaraguenses perdieron su empleo en el 2009 por la contracción de la economía, y muchos de ellos emigraron.
Por ello, este año, una Managua ensombrecida por la apatía política recibió el aniversario, pese a los esfuerzos sandinistas por destacar los programas sociales que se llevan a cabo con éxito.
Ortega aspira a la reelección en el 2011, amparado en un cuestionado fallo dictado en octubre del 2009 por jueces sandinistas, que anuló la norma constitucional que prohibía la reelección sucesiva en el país.
Una encuesta de la empresa M & R consultores señala que el 51% de los nicaraguenses no ve con buenos ojos a Ortega y critica su intento de ser reelegido, pero el desencanto con la oposición liberal es mucho mayor (81,1%).