El Mundo

Ojo a caracas

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Voy en una cabina roja a 20 metros del suelo, en una fila con otros 120 funiculares que recorren alineados, como abejones disciplinados, las 31 torres hasta Las Tapias, un barrio del municipio de Sucre, en el estado central de Miranda. Vamos seis en la cabina. La mujer de enfrente nota que mi amigo Rodrigo es chileno y que tampoco soy venezolano; entonces nos aclara algo: “Sepan, óiganme bien, que esto es una bendición”.








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