Según la jueza Teresa Sarmina, Lynn “ayudó a muchos, pero falló también a muchos en sus 36 años de carrera”, por lo que deberá pasar en prisión un mínimo de tres años, tras ser declarado culpable de conspiración por ocultar abusos.
De 1992 al 2004, Lynn fue encargado de supervisar y gestionar quejas de abusos sexuales, que ocultó como en el caso de Edward Avery, párroco condenado a entre dos años y medio y cinco años de prisión por abusar de un monaguillo.
Lynn dijo ayer: “No intenté ningún mal. Lo hice lo mejor que pude, pero no fue suficiente para detener el daño” en el caso de Avery.
El abogado de Lynn había pedido que la condena se limitara a una libertad condicional pues consideraba injusto que su cliente pase en la cárcel más tiempo que muchos condenados que abusaron directamente de menores.
La jueza aseguró que Lynn consintió que “monstruos con sotana” destruyeran el alma de niños.
El religioso, de 61 años, recibió quejas en 1992 de abusos anteriores realizados por Avery, a lo que Lynn respondió con una cura por alcoholismo para el denunciado y lo restituyó poco después como párroco donde, nuevamente, en 1999 abusó de un niño de 10 años.