Obama ha enviado un correo electrónico a su exasesor Reggie Love, uno de sus compañeros inseparables en las canchas, para que organice un partido de baloncesto en la ciudad donde espera celebrar horas después su reelección, según informó ayer su consejero Robert Gibbs al diario The Washington Post.
El baloncesto, una pasión personal de Obama, es también una tradición casi supersticiosa para el presidente, que suele relajarse en las canchas el día de la votación cuando su nombre está en las papeletas.
La única excepción tuvo lugar en noviembre del 2008, cuando cambió el balón por una última visita al entonces crucial estado de Indiana.
“Cometimos el error de no jugar al baloncesto una vez –dijo hoy Gibbs–. No lo cometeremos otra vez”.