“Un ataque contra el Golf Hotel podría provocar actos de violencia a gran escala, que podrían reavivar la guerra civil”, dijo Ban Ki-moon en un comunicado.
Según su portavoz, Martin Nesirky, Ban Ki-moon recordó que la misión de paz de la ONU en el país tenía la autorización de utilizar “todos los medios necesarios para proteger a su personal, así como a los funcionarios del Estado y a los otros civiles presentes en el hotel”.
En la mañana de ayer, Charles Blé Goudé –líder de las juventudes pro Gbagbo– amenazó con la “liberación a mano limpia” del hotel, localizado en las afueras de Abiyán, el 1.° de enero.
El hotel de lujo, que se encuentra bloqueado por los partidarios de Gbagbo, es custodiado por 800 cascos azules de la misión de Naciones Unidas (ONUCI) y antiguos miembros de las Fuerzas Nuevas (FN) de Guillaume Soro, ahora primer ministro de Ouattara.
La llegada al Golf de miles de partidarios de Gbagbo podría ser nefasta, ya que los partidarios del presidente saliente consideran a la ONU como aliada de Ouattara.
La misión de Naciones Unidas en el país, primer productor de cacao en el mundo, ya fue víctima de varios ataques esta semana.
El consejero especial de la ONU para la prevención del genocidio, Francis Deng, dijo estar “muy preocupado” por la situación, especialmente por los reportes de que las casas donde viven opositores de Gbagbo serían “marcadas para identificar su etnia”.
Desde Nueva York, el embajador de Costa de Marfil en la ONU designado por Ouattara, Youssouf Bamba, instó a la organización a reaccionar para evitar un genocidio en su país. Asimismo, el jefe de ONUCI, Alain Leroy, denunció el miércoles “las incitaciones al odio” contra los cascos azules hechas por la prensa estatal marfileña.