Caracas. AP. Un agricultor venezolano que realizó huelgas de hambre para protestar contra la invasión de su finca por decisión gubernamental, murió el lunes en un hospital, lo que inicia una serie de acusaciones entre los críticos del presidente Hugo Chávez y el gobierno.
La demacrada figura de Franklin Brito se convirtió en un símbolo para los opositores de Chávez, que se sumaron a la familia para acusar al Gobierno de violar los derechos del activista.
La familia de Brito anunció el deceso en un comunicado la noche del lunes, en el que informaron de que “su cuerpo dejó hoy (lunes) de realizar funciones vitales”.
El campesino, de 49 años, había dicho que sus protestas tenían como fin obligar al gobierno de Chávez a reconocer que violó sus derechos de propiedad al dar permiso a vecinos para que se mudaran a su granja. Esa estrategia se ha repetido en muchos lugares a medida que el gobierno de Chávez apoya la toma de granjas que considera no productivas.
Brito pasó los últimos meses en el Hospital Militar de Caracas debido a su condición deteriorada. El agricultor fue llevado allí, en contra de su voluntad, por las autoridades que lo recogieron en su zona de protesta, frente a las oficinas de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El Gobierno ha disputado la versión de Brito, al decir que actuó de forma correcta en el caso y a veces ha puesto en entredicho la salud mental del campesino. Los funcionarios aseguran que su único objetivo al llevarle al hospital era preservar su vida.
Activistas de los derechos humanos y políticos opositores condenaron la actuación del Gobierno en el caso.
La muerte de Franklin Brito es consecuencia de la intransigencia, de la manera prepotente como se está gobernando en Venezuela, y de la falta de abrir espacios de diálogo para resolver conflictos, manifestó Marino Alvarado, quien es dirigente del grupo de derechos humanos Provea.
El ministro de Agricultura de Chávez, Juan Carlos Loyo, aseguró que Brito siempre tuvo el apoyo del gobierno y que los funcionarios nunca se propusieron expropiar sus tierras.
La lucha pública de Brito –la cual, su familia asegura, incluyó ocho huelgas de hambre– empezó en noviembre del 2004 en una plaza de Caracas. Brito no comió en nueve días para exigir el retorno de su granja, que fue confiscada más de un año antes. Finalizó la huelga después de que las autoridades dijeran que examinarían su caso.