La Habana. AFP. Los restos del preso político cubano Wilmar Villar Mendoza, quien murió el jueves tras una huelga de hambre de unos 50 días, fueron sepultados ayer en su pueblo natal, mientras la oposición denuncia el arresto de activistas que pretendían ir al sepelio.
Villar, de 31 años, dejó de comer en protesta por la condena de cuatro años de cárcel que le impuso el 24 de noviembre un tribunal cubano, en un hecho similar al del disidente Orlando Zapata, que falleció el 23 de febrero de 2010 tras mantener en prisión un ayuno de 85 días.
Se trata de “otra muerte bajo custodia del Estado, al igual que la de Zapata”, manifestó el opositor Elizardo Sánchez.
Orlando Zapata, un albañil negro de 42 años considerado como "delincuente común" por las autoridades cubanas, había sido sentenciado a tres años de cárcel, pero luego recibió otras penas que elevaron su condena a más de 25 años. Su muerte provocó una ola de críticas a Cuba en el exterior.
Estados Unidos calificó ayer a Villar como un “valiente defensor de los derechos humanos”, mientras que España –donde también viven miles de exiliados cubanos– pidió a La Habana “liberar a todos los presos políticos”.
Los restos de Villar fueron velados en una funeraria del pueblo de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba, 900 km al sureste de La Habana, y sepultados en un cementerio local, dijo Sánchez, quien denunció numerosos arrestos en esa zona.
Villar, quien dejó dos hijas de 5 y 10 años, fue condenado por “desacato, resistencia y atentado”, fallo que consideró “injusto”, por lo que se declaró en huelga de hambre, detalló Sánchez.
Actualmente hay unos 60 opositores presos en Cuba.